jueves, 25 de marzo de 2010

M A S Q U E R A D E !


Habían pasado casi dos semanas desde que la rubia hubiese recibido la invitación, por parte de la directora de Hogwarts, al baile que, año tras año, se venía realizando en el colegio. Le parecía increíble que hacía un año hubiese asistido como alumna y este año como una ex – alumna. Suspiró, y fue hacia su habitación. No había comprado ningún vestido, tenía varios donde elegir, además, se le había olvidado por completo, con lo cómoda que estaría con unos vaqueros y una camiseta. Tras rebuscar en su armario, eligió un vestido azul, ni siquiera recordaba cuando lo había comprado, ni tan siquiera si había llegado a usarlo, pero no importaba, le iba a juego con su máscara y eso era más que suficiente. Sin pensárselo dos veces, fue al cuarto de baño, y, tras una rápida ducha, se cambió de ropa. No peleó demasiado con su rubio cabello, con la ayuda de un aparato muggle, se lo secó y, en lugar de alisarlo, dejó que unas rebeldes ondas se formasen en su cabello. Buscó los zapatos y rápidamente se los puso, antes de arrepentirse y coger cualquier tipo de calzado bajo. Antes de salir por la puerta cogió su máscara, no era plan de que no la dejasen entrar por culpa de habérsela olvidado.

Cuando al fin llegó al castillo, se dio cuenta de que el discurso ya había pasado. La verdad, no se había perdido nada, todos los años era la misma historia, y dudaba que este fuera diferente. Se colocó la máscara sobre su rostro y entró al salón en el que decenas de parejas bailaban, hablaban, o simplemente, dejaban pasar las horas. Al igual que todos, desconocía quién era su pareja. Bufó. ¿Cómo narices le encontraría? Se acercó a la jefa de estudios, seguramente ella sabría, y podría, por lo menos, indicarle donde se encontraba. Y en efecto, mas tan solo le dijo que se encontraba en la mesa de la comida. Ni que fuese adivina, pensó. Se acercó al lugar indicado, por suerte tan solo había un chico allí. Tenía que ser él, si o si. Aún sin saber que decirle, se acercó a él. – Esto… - comenzó a hablar sin saber como continuar. Vamos, Raika, no eres conocida por ser tímida que digamos, pensó, intentando encontrar las palabras adecuadas para continuar con su frase.- Creo que soy tu pareja. - Añadió tras unos escasos segundos de vacilación, al mismo tiempo que enredaba su dedo índice en su cabello, gesto que repetía cada vez que estaba nerviosa.

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