miércoles, 4 de agosto de 2010

¿Sweet Dreams?


"I try not to think
About the pain I feel inside."


“Aquel golpe le había sentado como una soberana patada en el estómago, por no hablar del calor que hacía sobre aquel desértico y árido terreno, sobre el cual no parecía haber caído ni una mísera gota de agua en meses, e incluso años. La rubia se encontraba tirada sobre el mismo, llena de heridas por prácticamente todo su cuerpo, rasguños y cortes podían verse sin forzar demasiado la vista. Por no hablar de su cabello, lleno de tierra y todo el hecho nudos. Parecía paja en lugar de cabello. Posó su cristalina mirada en su oponente. Ambos luchaban por la vida, por unos minutos más en los que poder sentir como el aire llena sus pulmones. Pero sabían que antes o después todo acabaría, ese era el fin, el fin del ser humano como especie y nada ni nadie podría evitarlo. Eran conscientes de ello, mas no podían evitar luchar por su vida. Pero estaba cansada. Cansada de luchar por lo inevitable. Quería rendirse, a fin de cuentas, ganar esa partida no le daría absolutamente nada, todo estaba perdido. Mas había algo que no la dejaba, que la obligaba a levantarse después de cada caída, a golpearle aunque no tuviese fuerzas, a esquivarle aunque desease más que nada ser el blanco de su hechizo. Entonces, como si algún ser divino escuchase sus súplicas, un perfecto Avada Kedavra fue directo a su pecho. Una inesperada sonrisa se dejó ver en su ya inexpresivo rostro. En cuestión de segundos todo acabaría. Sintió como todo el dolor y el agotamiento que su cuerpo estaba sufriendo poco a poco desaparecía y de repente…nada, absolutamente nada.”


"I can’t stand another fight
And nothing’s alright"




martes, 3 de agosto de 2010

Frederick Woodward *-*


"Just so you know."
Jesse McCartney


I shouldn't love you but I want you | No debería quererte pero te quiero
I just can't turn away | Simplemente no puedo dar media vuelta
I shouldn't see you but I can't move | No debería verte pero no puedo moverme
I can't look away | No puedo mirar a otro lado

I shouldn't love you but I want you | No debería quererte pero te quiero
I just can't turn away | Simplemente no puedo dar media vuelta
I shouldn't see you but I can't move | No debería verte pero no puedo moverme
I can't look away | No puedo mirar a otro lado

And I don't know how to be fine when I'm not | Y no se como estar bien cuando no lo estoy
'Cause I don't know how to make a feeling stop | Porque no se como hacer que este sentimiento se detenga

[Chorus]

Just so you know | Para que lo sepas
This feeling's taking control of me | Este sentimiento esta tomando el control de mí
And I can't help it | Y no puedo evitarlo
I won't sit around, I can't let him win now | No vaguearé, no puedo dejarle ganar ahora
Thought you should know | Pensé que deberías saber que
I've tried my best to let go of you | He intentado de la mejor manera alejarme de ti
But I don't want to | Pero no quiero
I just gotta say it all | Solo tengo que decirlo todo
Before I go | Antes de irme
Just so you know | Para que lo sepas

It's getting hard to be around you | Se esta haciendo difícil estar a tu alrededor
There's so much I can't say | Hay tanto que no puedo decir
Do you want me to hide the feelings | Me quieres esconder tus sentimientos
And look the other way | Y mirar a otro lado

And I don't know how to be fine when I'm not | Y no se como estar bien cuando no lo estoy
'Cause I don't know how to make a feeling stop | Porque no se como hacer que este sentimiento se detenga

[Chorus]
This emptiness is killing me | Este vacío me esta matando
And I'm wondering why I've waited so long | Y me pregunto porque he esperado tanto
Looking back I realize | Mirando atrás me doy cuenta
It was always there just never spoken | Esto siempre estuvo ahí solo que nunca se habló
I'm waiting here...been waiting here | Estoy esperando aquí… esperando aquí

● ● ●

Celeste Voissier *-*


Perder un amigo es morir
Es tener el alma devastada.
Ir a la deriva por la vida
Sin luz y sin salida.
Perder un amigo es sentir
Que el mundo ya no gira
Que todo se detiene sin final
y sin punto de partida.
Un amigo es todo, el camino
La luz, el corazón
Los sueños que soñamos
Un amigo es arriesgar con alguien a tu lado
y estar por siempre acompañados
Porque un amigo es la fé
Que da confianza en vivir
Para seguir codo a codo en la vida
El que te ayuda a volar
El que te empuja a buscar la salida.
Perder un amigo es cortar
La delgada linea de la vida
Dejar el corazon sin timón
Sintiendo en carne viva.
Perder un amigo es quedar
Sin esa mitad querida
Llorar y reir desde hoy
En una soledad no compartida
Un amigo es T O D O, el camino
La luz, el corazón
Los sueños que soñamos

Un amigo es arriesgar con alguien a tu lado
y estar por siempre acompañados
Porque un amigo es la fé
Que da confianza en vivir
Para seguir codo a codo en la vida
El que te ayuda a volar
El que te empuja a buscar la salida


Sé que es tarde, que la vida es un tren,
que por estúpida he vuelto a perder,
que aquí en mi soledad me enfrentaré a la verdad,
la que odio más y me gusta saber.

"& Pensar que lo que escribo puede ser tan importante que toque algún corazón,
He pensado en darte todo lo que tengo, y prefiero hacerlo en forma de canción.
Canciones. Aquí hago lo que quiero, aquí cuento mis miedos,
& me siento mucho mejor. Quiero que busques dentro,
mientras yo te lo cuento & sientas lo que siento yo."

Canciones, ECDL.

lunes, 2 de agosto de 2010

Profecía.

HOC SIGNO TVETVR PIVS.
HOC SIGNO VINCITVR INMICVS.
~
Hace siglos que los Mayas gobernaron sobre las tierras de Mesoamérica, más concretamente hasta la llegada de las colonias extranjeras que, sin piedad alguna, arrasaron con todo aquello que se cruzase en su camino. Lo que desconocían era que la población Maya era poseedora de poderes que rozaban la perfección, también desconocían que el futuro ya había sido predicho y que, sin su ayuda, no podrían hacer nada para cambiarlo, pues ni tan siquiera se imaginaban que, siglos después, sus descendientes dependerían de lo predicho por los astrólogos más sabios que han existido.
Mas como sabios que eran, sabían que su final, al igual que el fin de los dinosaurios o de otras especies ya extintas, llegaría. Más tarde o más temprano, pero llegaría. Por ello, quisieron dejar algo para que las futuras generaciones conociesen su destino. Fue entonces cuando, en la nación de Itzá, decidieron, bajo consenso, que lo mejor sería dejar una profecía, la cual no sería para nada común, no debía representar signo alguno de magia, a pesar de que en ella se concentrase el poder de todo un pueblo. Debía ser un objeto que no llamase demasiado la atención, pero que, al mismo tiempo, tampoco pasase desapercibido a ojos de todos aquellos por los que necesitase pasar antes de llegar a su destinatario final. Tras varios días pensando que podrían utilizar, uno de los hombres que más poder tenía sobre la comunidad observó que una de las chicas más joven llevaba una pulsera en su mano derecha. Fue como si la luz divina le hubiese iluminado, por un momento, tan solo a él, duplicando así su intensidad. Lo primero que pensó fue que ese, y ningún otro, era el objeto que llevaban días buscando, y segundo, que al estar la pulsera en la mano derecha no era más que un símbolo positivo. Ese mismo día lo llevó y se lo comunicó al resto, entre todos tomaron la decisión de que, no solo la pulsera sería el objeto en el que la profecía tomaría forma, sino que, además, la joven portadora sería la encargada de entregársela a la siguiente generación, para ello tuvo que abandonar el lugar y, por ende, a su familia.
Viajó sola durante semanas, cruzó las frías tierras de lo que es hoy conocido como Canadá, y, con ayuda de múltiples hechizos, logró cruzar al continente vecino, en el cual residían los que, en un futuro próximo, acabarían con su linaje. Desde entonces vivió como una europea más. Adoptó sus costumbres, su religión y su idioma. Incluso contrajo matrimonio con un joven alemán, con quien años más tarde tuvo una hija.
En su lecho de muerte entregó la pulsera a su única descendiente y le pidió que, igual que ella había hecho, se la entregase a su primogénita y que esta lo hiciese de la misma forma con la suya. Y, así, sucesivamente hasta que llegase a manos de aquella que pudiese descifrar lo que contenía tan preciado objeto.

[…]

En su decimoquinto cumpleaños la joven Raika recibió dicha pulsera como regalo por parte de su abuela, quien no se la había entregado a su hija pues tan solo debían entregarla antes de su muerte y, la anciana gozaba de una salud excelente, acorde con el tiempo en el que vivían. A pesar de esto, se la entregó a su nieta porque tenía la certeza de que ella, y solo ella, era la elegida para revelar el secreto que sus antepasados habían guardado con tanto empeño.
Desde ese momento la rubia siempre la lleva consigo, hasta hace unas semanas. La pulsera desapareció días antes de que cumpliese los dieciséis, edad en la que la elegida ya debería estar preparada, tanto física como psicológicamente, para asimilar la información que se le ofrecía. Pero, al no llevar la pulsera con ella, en lugar de sueños que le descifrarían el gran secreto, tenía pesadillas, casi cada noche la misma, pero nunca lograba acordarse de ella cuando estaba despierta, solo cuando se encontraba bajo los brazos de Morfeo podía ver lo que se le mostraba, obviamente muy alejado de lo que realmente debería ver. Pero, mientras que por las noches su mente peleaba en batallas imposibles, por las mañanas su cuerpo estaba completamente cansado y su pulso acelerado, como si se hubiese pasado horas corriendo. La rubia, tratando de no preocupar a sus padres, no le ha contado esto a nadie, pues cree que, antes o después, se pasará y volverá a ser todo como siempre.

Pero, ¿qué esconden realmente estas pesadillas?

Los sueños deberían mostrarle la forma de cambiar lo que sucederá en un futuro, mientras que las pesadillas le muestran el dolor y el sufrimiento, en su propio cuerpo, que sentirán los hombres cuando el mundo toque su fin.

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Cuando quiso darse cuenta de la hora que era, comprobó que hacía apenas unos segundos que el reloj que había en una de las paredes había dado las dos de la mañana. No tenía ni idea del tiempo que llevaba allí, pero fuese mucho o poco se le había pasado excesivamente rápido, algo que era de lo más habitual cuando estaba con Frederick, y esto era algo que la rubia odiaba realmente. Le frustraba demasiado que el tiempo corriese como el que más cuando lo que quería era que no pasase nunca, mientras que cuanto más deseaba que volase para, por ejemplo, terminar alguna clase, más inmóviles parecían ser las manecillas de los relojes. A pesar de esto, no encontraba el motivo por el cual sentía esto con el castaño, pues si bien le solía pasar en repetidas ocasiones a lo largo del día, no entendía porque las horas se pasaban tan rápido cuando estaba con él, y, mucho menos, porque quería que eso no sucediese. Respiró, resignada, sabiendo que no podría cambiar eso por más que quisiese.

La Ravenclaw apartó estos pensamientos de su mente, decidida a aprovechar el tiempo que tenía por delante, mientras dispusiese de él. Debía vivir el ahora, el presente, ya se enfrentaría al futuro en el momento en el que fuese necesario si es que debía hacerlo. Posó de nuevo su mirada sobre su compañero, tratando de averiguar que narices le estaba pasando, como si eso le fuese ayudar a descubrirlo.
Raika, eres imbécil, pensó al instante. Pocos segundos después escuchó la respuesta de Frederick, ante la cual no pudo evitar sonreír. – Seré pequeña, pero tú ya te estás haciendo viejo, Fred, deberías comenzar a averiguar sobre hechizos para las arrugas, si quieres, puedo ayudarte.- respondió riendo para después escuchar su respuesta ante su último comentario. - ¿Me sorprendería? – inquirió pensativa. – No tiene porque dañarla, soñar no es malo. – añadió finalmente, tratando de descubrir que podía ser aquello que, según el Ravenclaw, la sorprendería.

Aún riendo, la rubia escuchó cada palabra que salía de la boca del castaño. –O
h, perdone usted, capitán, me había olvidado de su gran fuerza de voluntad para entrenar fuera de los horarios establecidos. Prometo que no volverá a ocurrir.- le respondió al mismo tiempo que llevaba su mano derecha a la frente, al igual hacían los soldados muggles ante sus superiores. – A pesar de esto, creo que no es un motivo suficiente para que, después de haberlas rechazado, deba darte galletas. –añadió riendo. – El suelo no muerde, tonto, ¿no te cansa estar ahí de pie? –preguntó finalmente.