sábado, 25 de diciembre de 2010

Raika, Fotos.

Historial, Raika Van Dijk

Raika Ivana Annika Van Dijk Zimmerman




Datos Personales


# Apodos;
Rai, Ika, Ann, Nika, Raichu. [strike]Princesa & Rubia (Por Mathias)[/strike]

# Fecha & Lugar de Nacimiento;
Hamburgo, Alemania. 27 de Abril.

# Edad;
16 años.

# Residencia Actual;
Londres, Inglaterra.

# Nacionalidad;
Alemana.

# Casa en Hogwarts;
Ravenclaw

# Varita;
Madera: Palma Negra
Núcleo: Esencia de cuerno de Unicornio
Medida: 25 Cm
Especialidad: En hechizos de defensa de
contra magia obscura


# Patronus;
Lince Rojo.

# Linaje;
Mestiza.





Seguramente existan mil y una formas diferentes para definir a la joven Ravenclaw, que haya elegido esta no quiere decir que sea la más fiel o exacta, pero tampoco la que más verdades oculte. Realmente es complicado, pues depende del día en el que te encuentres con ella podrá comportarse de una forma u otra, siempre dentro de la misma línea, no es bipolar para que sea de otra forma, aunque muchos hayan llegado a pensar que lo es en algún momento u otro. Bobadas. Si, es cierto que su humor puede cambiar de un día a otro, ¿pero a quién no le pasa esto? Por un lado puede ser la persona más agradable y simpática del mundo, mas esto cambia casi radicalmente si la haces enfadar, algo que es realmente difícil de conseguir y lo cual pocos han logrado. Eso sí, ten claro que si eres del prototipo de Matthew Callahan te será bastante sencillo conseguir que la paciencia de la rubia explote en cuestión de segundos. Esto no implica, ni mucho menos, que se calle la boca y de media vuelta, todo lo contrario, si la joden, ella no se va a morder la lengua, siempre, o casi siempre, bajo comentarios sarcásticos o cometarios que puedan sentar peor que cualquier golpe y/o hechizo. Más claro; agua.

Alegre y divertida. Difícilmente te aburrirás a su lado. Es incapaz de estar sentada sin hacer nada, por lo que es difícil verla en la sala común a no ser que esté haciendo la tarea o algún que otro trabajo, no solo porque no hay mucho para hacer, sino que, además, le agobia en aquellas horas en la que la afluencia de Ravenclaws es la máxima. Por lo contrario, puedes encontrarla en los jardines del castillo, bien sea corriendo o paseando, o nadando en el lago durante los meses más cálidos. Esto no quiere decir que que evita la compañía de otros alumnos, para nada. Sin sus amigos no sería absolutamente nadie, para ella son lo más importante que tiene dentro y fuera del colegio, a parte de su familia, claro. Daría su vida por ellos sin pensarlo tan solo un segundo. No cree en el amor, al menos eso quiere hacerse creer a sí misma, pero no es tan fácil y menos ahora que sus sentimientos –hacia uno de sus amigos- es increíblemente confuso, demasiado. Nunca antes había sentido algo parecido, y eso es algo que le da pánico, no se lo ha contado a nadie, ni piensa hacerlo, al menos por el momento. De la misma forma que daría todo lo que pudiese dar por una amistad, en este caso sería un tanto diferente, probablemente también lo diese, pero el temor a perder la amistad es mayor a todos los cosquilleos, escalofríos, e incluso celos, que puede llegar a experimentar cuando está cerca de Frederick.

Intelectualmente hablando, Raika es una joven inteligente, no por nada fue seleccionada para la casa de Rowena, mas esto no quiere decir que sus notas sean las mejores de la clase, para nada. Tampoco son malas, pues hasta ahora nunca ha bajado del Supera las expectativas. Esto no es debido a largas horas frente a diferentes y aburridos libros, si así fuese seguramente podría presumir de varios Extraordinarios en sus notas, sino que posee una buena capacidad de concentración, lo que le permite prestar atención en las clases sin tener que esforzarse demasiado en atender al profesor en cuestión, y también es debido a su buena memoria, la cual podría llegar a sorprender a muchos. Podrías preguntarle casi cualquier cosa acerca de su pasado y podrá contarte hasta la más mínima y apenas importante anécdota de ese momento, eso sí, no le preguntes que ha cenado el día anterior. No podía ser todo perfecto, ¿no?

Por norma general es una joven madura, pero en ocasiones puede sacar su lado más infantil, obviamente, sin sentirse avergonzada en ningún momento. Es como es, y a quien no le guste que se de media vuelta o que se vaya en busca de una personalidad propia. Fácil. Es también una persona muy cariñosa, no dudará en abrazarte hasta que te pongas morado y más si ha pasado tiempo sin verte. Siempre está pendiente de aquellos a los que quiere, no de ir a todas horas detrás de ellos como si fuese un perro, sino de preocuparse de si están bien o están mal, si necesitan su ayuda o no.

Es única, simplemente, es Raika.




♦ Ojos

Heredados de su madre, los ojos de la rubia son azules como el cielo y aunque antes eran de un azul más oscuro, con el paso del tiempo se fueron aclarando hasta acabar en el tono actual. No es muy dificil interpretar sus miradas, pues sus sentimientos son representados rápidamente en ella: Dolor, ira o cariño, no importa lo que sienta, su mirada la delatará fácilmente. Obviamente, esto no es algo que le agrade, ya que no le hace ninguna gracia que todos sepan lo que siente, es algo que entra en su propia intimidad, y a nadie más le incumbe. Usó gafas durante unos años cuando era pequeña, puesto que tenía miopía, pero pocas veces utilizó lentillas, eran, y son, algo que le incomoda realmente.

♦ Nariz

Ni demasiado grandes, ni demasiado pequeñas. Ni puntiagudas, ni achatadas. Podrían calificarse como unas narices normales, comunes. A pesar de esto, Raika siempre se ha sentido acomplejada por ellas, sin duda alguna es la parte de su cuerpo que menos le gusta y la que, si tuviese oportunidad, cambiaría sin dudarlo. Claro que, con el tiempo, ha aprendido a aceptarse tal y como es y ya no es algo que le preocupe en exceso, total, a quien no le guste.. que no mire, ¿no?

♦ Labios

Más bien finos que gruesos, pero lo que más destaca en ellos es su palidez, que, aunque no es extrema si es notoria. Por norma general no suele utilizar pintalabios en tonos fuertes como el escarlata, a excepción de alguna que otra ocasión en la que no le queda otro remedio, ya que no le gustan dichos colores y mucho menos tener que utilizarlos. Por lo contrario, a diario utiliza brillo de labios, no destaca demasiado, y además logra que la palidez de sus labios sea menos visible.

♦ Cabello

Es de un tono rubio claro, puede llegar a parecer artificial, pero la verdad es que es natural, por mucho que algunas digan lo contrario. Jamás se teñiría, a excepción de una vez en la que perdió una apuesta con su hermano mayor y tuvo que teñírselo de rosa claro, aparte de esto, su cabello no ha sufrido ningún cambio de tono, momentáneo o no. Es liso y fácil de manejar. Suele llevarlo suelto, aunque a veces se lo recoge o se hace ondas. Cuando está nerviosa es incapaz de no llevarse las manos a uno de sus mechones y jugar con él.

♦ Complexión física

Delgada, pero no en exceso, tan solo es simple genética. Puede comer como la que más y no engordar ni un mísero gramo, aún así, sigue una dieta equilibrada. Es alta, con su metro setenta supera a la gran mayoría del las chicas de su edad, a causa de esto no suele utilizar tacones habitualmente. No posee unas curvas muy marcadas, pero esto no es algo que le quite el sueño. Su vientre es perfectamente plano, debido a las largas horas dedicadas al surf y a otro tipo de deportes muggles.






~


Aubrey Cadllan Zimmerman Yeh ●

Siendo la segunda hija de Aubrey Yeh y Rolf Zimmerman, Aubrey, nació en el seno de una familia acomodada de la República Democrática Alemana, también conocida como la Alemania del Este, más concretamente en la ciudad de Berlín, obviamente en la parte este. Mas todas las comodidades de las que pudiesen disponer no eran más que pequeñas bonificaciones al trabajo que su padre realizaba para el gobierno. Esto no quiere decir que estuviesen de acuerdo con el mismo, todo lo contrario, pero simplemente había que vivir de alguna forma, y luchar contra corriente no era la mejor de las opciones. Creció y se educó en las mejores escuelas de la capital, a excepción de sus años en Hogwarts, al mismo tiempo que su odio hacia el país aumentaba. Antiguas compañeras suyas se habían ido a la Alemania occidental, y desde entonces, sus vidas habían dado un giro radical, siempre para mejor. Y eso era lo que ella quería también, cruzar el muro que la separaba de la Alemania capitalista u occidental. Claro que sabía que esto no era fácil, y que cada vez eran menos los que lograban cruzarlo, a pesar de esto, sus intenciones no cambiaban, y cada vez estaba más decidida a cruzar la línea que la separaba de una libertad mayor a la que tenía. En un principio tenía pensado hacerlo sola, pero se conocía perfectamente y sabía que sería incapaz de separarse de sus padres, y de su hermana mayor. Finalmente, los cuatro abandonaron su hogar, con la ayuda de un concejal amigo de la familia. Las primeras semanas vivieron junto sus tíos, hasta que Rolf consiguió un empleo y pudieron alquilar una casa donde vivir los cuatro.
Cabe destacar que es descendiente directa de los Mayas, todos los descendientes de su familia han adoptado como primer o segundo apellido, incluso como ambos, los apellidos de sus antepasados, como es el caso de “Yeh”. Pero esto no es algo que se pasará a la siguiente generación.


Ernest Blaz Van Dijk Maier ●

Primogénito de una de las familias mágicas más importantes de toda la República Federal Alemana, y por ende, el heredero de una de las mayores fortunas de todo el país, incluyendo además la parte oriental. Aparentemente una familia perfecta, pero tan solo era una fachada, pues como bien dice el dicho “No es oro todo lo que reluce.” Las peleas familiares eran continuas, y las discusiones entre el matrimonio diarias. A esto se le debe añadir el ansia de poder que el pequeño de la familia tenía sobre la herencia, y el reconocimiento que su apellido le aportaba. Tal era su codicia que llegó, incluso, a tratar de asesinar a su propio hermano en varias ocasiones. Tras mucho pensarlo, y tras haber finalizado su séptimo y último año en Hogwarts, abandonó a su familia para irse a Londres, donde estudió el bachiller de derecho, tras acabar sus estudios superiores, regresó a Berlín. Su abuelo había fallecido unas semanas antes, y con la parte de la herencia que le correspondía se compró una casa en las afueras de la ciudad. Ni sus padres ni su hermano saben que ha vuelto al país, tampoco él se ha molestado en avisarles, pero sabe, que es mejor así, pues para Ernest, sus padres y su hermano, dejaron de existir años atrás.



Ilse Edith Amara Van Dijk Zimmerman ●
{En construcción.}


Heller Ancel Cort Van Dijk Zimmerman ●
{En construcción.}



Celeste Voissier : Más que una amiga, una hermana. Realmente sería complicado definir con palabras la amistad entre ambas, sencillamente porque ninguna podría expresarla ni en una milésima parte. Celeste, o Cels, es la única persona, aparte de Ilse, que sabe absolutamente todo sobre la rubia, sus miedos y temores, pero también sus deseos y metas. No hay nada que no le haya contado, porque para la Ravenclaw, ya no es una simple amiga, es una hermana de la que tan solo le separa la sangre que corre por sus venas. “Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano.” Y jamás podría haber estado más de acuerdo en algo. Para Raika, Cels es su otra mitad, si Celeste es feliz, ella también lo es, de la misma forma que si Celeste sufre, Raika sufrirá con ella.

Jessica Constantini: Amiga & Confidente. El hecho de no compartir casa no ha impedido que las horas compartidas durante las clases ayudasen a forjar la amistad que actualmente comparten. Para la rubia, Jessica es una persona de la cual no podría prescindir en ningún momento de su vida, la entiende y esto no es algo que muchos hayan intentado, ni tan siquiera, hacer. Podría decirse que conoce todo de ella, al menos todo lo que la Ravenclaw muestra, pues siempre quedarán esos pequeños detalles, que si bien puede parecer falta de confianza hacia la castaña, son simplemente eso, detalles que prefiere guardar para sí misma.
Actualmente, están algo distanciadas, concretamente desde el instante en el que la relación que Raika mantenía con Mathias tocó su fin, pues el joven slytherin era, y es, un buen amigo de la gryffindor, quién aún no entiende como han podido dejarlo después de un largo año. A pesar de esto, nadie puede negar que la amistad que las une sea inquebrantable, a la par que diferente y especial.

Frederick Woodward: Amigo & Compañero de casa. Apenas hace un año que la Ravenclaw conoce al joven Woodward. Claro que, al compartir casa ya lo había visto en múltiples ocasiones en la sala común, sin contar en el resto del castillo. Mas fue en su quinto año en Hogwarts cuando, a raíz de su entrada al equipo de quidditch, comenzaron a hablar. Para Raika, el castaño siempre ha sido un ejemplo a seguir en cuanto al quidditch se refiere, debido a esto se sentía, en cierto modo, cohibida ante su presencia, mas esto cambió rápidamente al comprobar que, a pesar de ser el capitán, era un buen amigo con el que poder pasar el tiempo haciendo cualquier cosa. Porque, al menos para ella, el tiempo que pasa junto a él parecen ser escasos minutos, le agrada su compañía y no la cambiaría ni por todos los galeones del mundo. En muy poco tiempo ha llegado a cogerle mucho cariño, tanto que incluso llega a asustarla, pues tiene varios amigos, pero ninguno puede compararse a Frederick, aunque, a pesar de esto, prefiere hacer como si nada de esto sucediese, pues desde su punto de vista es mejor dejar las cosas como están si estas van bien y jamás se perdonaría el ser la culpable de que esto cambiase.





{En construcción}

“Esta, es mi historia, la que yo decidí recordar,
con la memoria, el corazón.”

~

Nunca me había parado a pensar en mi pasado, al menos, hasta ahora. Me encontraba en mi cuarto, en unos días regresaría a Londres y debía preparar todo para el viaje. Había estado buscando mi pulsera por toda la habitación, maldije varias veces durante las dos largas horas en las que puse la habitación patas arriba. Unos libros por el suelo, los cd´s repartidos por encima de la cama y prácticamente toda la ropa tirada por doquier. Seguro que pensaréis que estoy mal de la cabeza, pero es que, ¡no puedo irme sin esa pulsera! Tiene un gran valor sentimental, no cabe duda, y es rara la vez que no la llevo en una de mis muñecas. Me la había regalado mi abuela en un mercado local, y desde entonces nunca la había perdido de vista, hasta hoy, claro está. Podía oír la voz de mi madre, repitiéndome una y otra vez que no pensaba recoger después todo aquello, ¡ni que se lo hubiese pedido! Haciendo caso omiso a sus palabras abrí uno de los cajones, en el cual aún no había mirado, creo. Pero en su lugar encontré una vieja caja de cartón. No podía ser cierto lo que mis ojos estaban viendo. Creía que mi madre la había tirado. Mi rostro era todo un poema. Para quienes no lo sepan, en esa caja había guardado decenas de objetos y textos, algún que otro juguete y el diario que escribía cuando era pequeña. En ella se encontraba recogida prácticamente toda mi infancia. Aún no podía dar crédito.


“El Señor Oso”

¿El Señor Oso? No pude evitar sacarlo de la caja. Ese muñeco de trapo había estado conmigo desde siempre, no recordaba un solo momento de mi vida que no hubiese pasado a mi lado. Mamá me había contado que mi tía me lo había comprado a los pocos meses de haber nacido, y desde entonces, no lo había soltado. Estaba como lo recordaba, ni una mota de polvo sobre su cuerpo de tela y algodón. Reí al recordar como mi madre había cosido una y otra vez el ojo derecho, el cual se caía cada dos por tres. Además, con el paso de los años había perdido el color original, pero eso nunca me había importado. Pude haber tenido miles de peluches, juguetes, o lo que sea, más, pero ninguno había sido tan importante para mí como el Señor Oso. Y, a pesar de que mis padres habían insistido cientos de veces en deshacerse de él y comprarme uno nuevo, yo nunca había querido. Ninguno podría reemplazarlo. Miles de imágenes se amontonaron en mi mente al observar de nuevo al muñeco. La primera vez que había dormido en una cama, y no en la cuna. “Ya eres una niña mayor” Me habían dicho mis padres antes de dejarme en mi nueva habitación. También había estado en mi primera noche fuera de casa, mis padres habían salido de viaje y no tenía más remedio que quedarme en casa de los abuelos. O en la guardería. Si, durante mis primeros años de vida asistí a una de las múltiples guarderías muggles de Hamburgo. En mi familia nunca se tuvo muy en cuenta si eras un sangre limpia o no, si eras mago o todo lo contrario. Pues, desde mi punto de vista, es un sistema que sigue las tendencias del nazismo. No me miréis así, ¿acaso no era pureza de sangre lo que ellos buscaban? ¿O es que los judíos no representaban el mismo papel que los sangre sucia? Todos son iguales, no importa la magia que puedan poseer unos. Ambos siguen los mismos ideales, unos ideales que, directamente, están de más en el mundo. Con lo fácil que sería que todos nos llevásemos bien, sin importar la sangre que corriese por nuestras venas. Ni que fuesen superiores, claro que, eso es lo que ellos se creen. Asco sería el mejor adjetivo para describir lo que siento hacia ellos. Respiré. Sería mejor que no pensase más en eso por ahora, el pobre muñeco no tenía la culpa de nada, pues sin darme cuenta, mis manos estaban casi estrangulándole, y el ojo de plástico amenazaba con caerse de nuevo. Sonreí, y lo dejé a mi lado, mientras miraba el interior de la caja.


"¡Foto de familia!"

Tras dejar al señor oso, mis manos buscaron de nuevo entre los objetos que había en la caja, entre ellos pude ver una fotografía. No tardé ni dos segundos en cogerla. Recordaba a la perfección el día en el que nos la habíamos sacado. Había sido mi primer viaje a la Rivera Maya, donde vivían mis abuelos maternos. Tendría sobre unos seis o siete años, no más. Recuerdo como todo me había llamado la atención. Pero no era para menos, estaba acostumbrada a las ruidosas calles de Hamburgo, a los altos edificios y, sobre todo, al movimiento, pues en la ciudad todo parecía ir a cámara rápida, y también parecía que todo el mundo llegaba tarde a cualquier parte. Nadie paraba a hablar, ni tan siquiera a saludarse, la educación brillaba por su ausencia y en su lugar se encontraban los codazos y los empujones. En cambio, allí todo era completamente diferente. Todos se conocían entre sí, no importaba la prisa que se pudiese tener, siempre había tiempo para hablar con un amigo o para saludar a algún que otro conocido. Si, puede decirse que desde la primera vez que posé mis pies sobre aquellas tierras, me enamoré por completo de todo lo que me rodeaba. Me pasaba las mañanas en el hotel, que mis abuelos llevaban desde hacía unos años, y las tardes en las playas que lo rodeaban. Nada podía ser mejor que aquello, y a día de hoy aún no he encontrado ningún lugar del mundo en el que me encuentre mejor, y dudo que lo encuentre. Ahora que lo pienso, hacía casi un año que no iba, pero desde que habían comenzado mis clases en la universidad mi tiempo libre se había reducido a la mitad, y en las vacaciones solía aprovechar para adelantar materia o estudiar temas atrasados. Junto a esta había un par de fotos más, en una de ellas estábamos Ilse, Heller y yo. Como no, me encontraba aplastada, literalmente, entre ambos. Reí. Ese día habíamos bajado a la playa que estaba justo frente al hotel. Y, sin quererlo, entre esos dos bestias que tengo como hermanos me enterraron en la arena. Esa imagen quedó impresa en otra fotografía, recuerdo exactamente el momento en el que Heller había dicho “patata”. Reí al recordarlo, claro que en ese momento lo único que mi rostro mostraba era la rabia que sentía con unos cuantos kilos de arena sobre mi cuerpo. Dejé de nuevo las fotografías en la caja. Debería buscarles un álbum, no merecían estar guardadas en una caja.


"La caja de música"
En Construcción.


"¡El diario!"
En Construcción.


"Matemáticas Aplicadas"
En Construcción.



[ ... ]






Estudió en el Ephraim Lessing School, un reconocido colegio muggle en Alemania, hasta los once años, pues fue entonces cuando comenzó sus estudios en Hogwarts. Fue seleccionada para la casa de Ravenclaw.
Desde que tiene uso de razón se muerde las uñas cuando está nerviosa o impaciente por algo, ha intentado dejar de lado este mal hábito con la ayuda de diferentes productos, tanto muggles como del mundo mágico, pero aún no lo ha logrado.
En contadas ocasiones rechazaría una invitación a una fiesta, a pesar de que no es de las que beben hasta perder cualquier tipo de sentido, claro, si es que lo tienen, pues desde su punto de vista no hace falta estar en un estado tan deplorable para poder divertirse.
Además del alemán, su lengua materna, la rubia domina el inglés a la perfección, idioma con el que ha convivido desde que dijo sus primeras palabras. Ya en la escuela comenzó a tomar clases de francés, que, aunque no lo domina tanto como el inglés, puede defenderse perfectamente. También conoce el español, pues una gran parte de su vida la ha pasado en tierras hispanoamericanas.
En su quinto cumpleaños sus padres le regalaron un piano de cola, pues meses atrás había comenzado a dar clases de dicho instrumento. Pero en realidad, siempre se decantó más por el clarinete, no por nada en especial, simplemente la melodía producida por este instrumento lograba relajarla y calmarla. Por ello, todos los veranos, después de haber comenzado a asistir a Hogwarts, tomaba clases en una escuela de música que había a unos pocos kilómetros del hotel de sus abuelos.[font=Verdana] Nació en Hamburgo, Alemania.
Tiene dos hermanos mayores, Heller, dos años mayor que ella, y Ilse, cuatro años mayor.
Tiene un tatuaje con forma de salamandra y un piercing en el ombligo. Le encanta el dibujo, sobre todo el dibujo técnico, podría pasarse horas dibujando sin cansarse.

Desde hace unos años practica surf, se podría decir que es uno de sus deportes predilectos.
Le encanta la danza, tanto clásica como moderna, y, junto a su hermana mayor
solía practicarla todos los veranos, cuando iba a pasar las vacaciones a Alemania, pero no deja que nadie, salvo Ilse,
la observe mientras baila.
Cuando aún estaba en Hogwarts, en 5º Curso, perdió una apuesta con su hermano, a raíz de esto tuvo que teñirse el cabello de rosa durante dos largos meses.
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ҳ̸Ҳ̸ҳ Álbum de Fotos. ҳ̸Ҳ̸ҳ

Thread, Bits Of Life.

1) Ever.

Segundo Sábado de Septiembre.
00:12h. # Temp. Exterior; 6ºC.
Matthew Callahan Neardental.



Una vez tuvo su combinado de vodka y lima en su mano derecha dejó que su cuerpo girase sobre si mismo exactamente 180 grados y, con la elegancia que la caracteriza, permitió que sus codos se apoyasen sobre el canto de la barra de aquel pub, a consecuencia de esto, su espalda, descubierta casi por completo gracias al vestido -comprado días antes en alguna tienda de Oxford Street-, quedó también recostada sobre la barra, lo cual provocó un débil escalofrío que recorrió el cuerpo de la joven Ever cuestión de segundos. Chasqueó la lengua, por ese mismo motivo no le agradaban en lo más mínimo las barras metálicas, pero nada podía hacer y, obviamente, tampoco pensaba dejar de lado sus escasas horas de… ¿ocio?.

Su cristalina mirada recorrió todo lo que tenía a su alcance, a penas pasaba de la medianoche y el pub aún no había completado su aforo, pero en cuestión de una hora, como mucho dos, estaría a rebosar de jóvenes –y no tan jóvenes- con ganas de olvidarse o bien de los estudios, o bien del trabajo, y dejar que el alcohol tome el control de sus cuerpos. Si, ella también era de esos. A sus 18 años jamás había tenido una relación seria, ni tan siquiera había estado más de una semana con un mismo hombre. ¿Para qué? Si todos son iguales. Con total naturalidad y como si de un acto reflejo se tratase, arrastró su pie hacia atrás, hasta que este chocó contra la pared de la barra, para después subirlo sobre esta y apoyarlo hacia la mitad. Acercó la copa a sus labios, necesitaba sentir como el alcohol se abría paso a través de su garganta, quizás había pedido algo demasiado suave, pero le encantaba el sabor de ese combinado. Dio un pequeño sorbo, no tenía prisa, tenía toda la noche para ella. Con calma, volvió a posar su mirada en la pista de baile. Nada interesante.

En cuestión de minutos el vaso, ya vacío, había pasado de estar en su mano a estar de nuevo en la barra. Fue entonces cuando, al dar media vuelta, observó a una de las jugadoras del equipo contra el que se habían enfrentado esa misma tarde y al que habían ganado sin ningún tipo de problema. No quería problemas, y menos en ese momento en el que tan solo quería dejar la magia a un lado. Pagó lo que le debía al joven que la había atendido minutos antes y se alejó de esa zona no sin antes haber pedido que le rellenase el vaso, cuanto más lejos, mejor. Se alejó hacia la otra punta del local y se sentó en uno de los sillones que allí había.





2) Callahan.

En la vida del castaño existían varios sucesos, vicios y cualidades que no eran del agrado y mucho menos respetadas, por muchos. No era conocido como el príncipe azul de los cuentos, sino como todo lo contrario. No era el yerno que cualquier padre querría para su hija. Como siempre dejaba él a entender con cada palabra, gesto y andar, nunca le había interesado realmente lo que los demás pensaran de él en general. Él juzgaba, y sólo una persona podía juzgarlo sin que Matthew se riera en su rostro. Aquel era su padre. Aún teniendo ya sus dieciocho años, mantenía una soberanía sobre él indudable. Más si había algo que ni siquiera este lograría algún día ejercer en él, es el indicar qué hacer. Callahan haría las cosas bien cuando él quisiera que así fueran, y cuando tuviese ganas de ayudarle con los negocios. No cuando éste requiera de su presencia de un momento a otro en una estúpida cena con imbéciles que no le llegaban a la punta de sus zapatos.

Por eso, aquella tarde cuando había recibido aquel pedido de su progenitor para ir a su casa, emitió una carcajada irónica mientras hacía un bollo de papel con la misma y la lanzaba a un lado. Específicamente había decidido ir a Londres aquellos dos días para desconectarse del colegio y la mierda de la rutina. Desvió su mirada hacia el reloj situado en la pared de la sala de estar del loft, aquel lugar que su abuelo le había dejado entre otras cosas. Aún eran las doce y unos minutos. No tenía apuro alguno, pero necesitaba sentir alcohol en sus labios. Por eso sin pensarlo tomó su varita, la campera, y el paquete de cigarros junto al encendedor. Tras cerrar con un hechizo la puerta, se dirigió al club más cercano. No era ni lo mejor ni lo peor de Londres. Era suficiente. Observó una fila de personas fuera y sin siquiera detenerse a pensar, se salteó la misma y entró directamente tras dejar más de dos billetes en manos del guardia de entrada. Muggles, pensó con desdén.

Se dirigió a la barra, sin prestar atención a cualquier mirada que pudo haber caído sobre él. Primero alcohol, si después se sentía con ganas, se encargaría de buscar mujeres. Pidió un vaso chico de tequila Sunrise. Lo tomó de un tirón, como debía tomarse, y relamió sus labios mientras observaba su alrededor con indiferencia. Frunció levemente sus labios mientras pedía otro trago más fuerte, y se encaminó hacia el otro lado. Ubicó entonces con la mirada los sillones, y si bien la mayoría ya se encontraban ocupados, en uno tan solo se encontraba lo que parecía ser una joven. Al acercarse, observó como otro hombre de unos treinta suponía, comenzaba lentamente a acercarse primero. Alzando una ceja, Matthew aceleró levemente el paso, tan solo por el placer de verle el rostro una vez él hubiese ocupado el lugar. Y así lo hizo. Se sentó con la misma arrogancia con la que le sonrió, antes de darle un sorbo a su bebida. – Te aseguro que no perdiste, sino que ganaste al ser yo y no él el que esté sentado. – Sus labios se mantuvieron ladinos de igual manera, mientras finalmente desviaba sus ojos hacia la rubia.



3) Ever.

Monotonía. A fin de cuentas eso era lo que, de una forma u otra, significaba esa noche para la rubia. Una monotonía que, sin duda alguna, le agradaba y la cual seguiría manteniendo., pues de no ser así ya habría abandonado la costumbre de salir cada fin de semana en el que le fuese posible, ya que, ante todo, y aunque muchos fuesen los que dudasen de esto, Ever es una persona responsable, y por ningún tipo de fiesta se perdería un entrenamiento o un partido de Quidditch. Antes muerta. Que le iba a hacer, amaba ese deporte tanto o más que a su propia vida, y aún más desde que la habían aceptado en las Arpías de Holyhead, equipo del que siempre había sido seguidora. Mas, por suerte para ella, hasta el momento había podido compaginarlo todo de forma que podía salir cada sábado, e incluso algún que otro viernes, sin alterar sus condiciones físicas de cara a los entrenamientos y partidos.

Observó un instante la zona en la que, hasta hacía unos escasos minutos, se encontraba. Ni rastro de la pelirroja ante la cual había tratado de permanecer desapercibida. Quiso creer que se había marchado, aunque no estuviese segura de ello, pero tampoco iba a dejar que, después de la victoria de ese día, se lo fastidiase con su simple presencia. Suspiró, no había suficientes pubs muggles en Londres, no, tenía que entrar justo en el que ella estaba. Pero no, no todo podía haber salido perfectamente ese día, como siempre, algo tenía que fallar, para no variar. Por un momento pensó en volver, mas pronto desechó la idea, estaba demasiado bien allí como para tener que moverse sin necesidad alguna, ya tendría tiempo, o no, durante las próximas horas de recorrer todo el local si es que se le antojaba.

Tras dar un pequeño trago a su copa, vio como un hombre que, poco más y la doblaba en edad, se acercaba a donde ella se encontraba. Fue entonces cuando se fijó en prácticamente todos los sillones estaban ya ocupados, a excepción del suyo y algún que otro más. No pudo evitar reír al ver como el asiento era ocupado por un joven que tendría más o menos su edad, mas por educación trató de contener la risa, sobre todo tras ver la cara que se le había quedado a aquel pobre hombre. – Relativamente, pude haber ganado, o perdido, según lo que quisiese conseguir esta noche, ¿no crees?- preguntó a modo de respuesta tras escuchar las palabras del castaño.



4) Callahan.

No es que Matthew fuese sencillo de complacer en cualquier ámbito, pero las mujeres que había conocido en su vida –y eran muchas- nunca le habían provocado más que deseo carnal. Una vez este era saciado, aquella atracción podía mantenerse, mínimamente. Pero casi siempre se esfumaba. Le gustaban los desafíos, y en estos días, aquello no era nada fácil de encontrar. Más el problema nunca fue ni sería en el durante, sino en el después. El castaño emitía desde sus poros incluso su búsqueda de sólo diversión, y en ningún lado podía percibirse siquiera que buscaba un compromiso, o que siquiera soñaba en encontrar su alma gemela. Esas idioteces eran para los vírgenes o aquellos que tenían poco sexo al año. Él no creía en el amor. Ni creía a aquellos que le decían e intentaban corroborar lo contrario. De existir, aquel sentimiento tenía fecha límite. Como probablemente todo en este mundo.

Por ello nunca se había preocupado por sentimientos ajenos a su interés, ni jamás lo haría. Aquellas mujeres que habían decidido compartir sábanas con él por un par de horas, sabían que aquello era un pasaje de ida y vuelta. Y estaba más que seguro que había mujeres que pensaban igual que él. Mucho mejor, a su pensar. Mujeres como esas le ahorrarían ver lágrimas de cocodrilo. Observó de reojo la figura de aquel hombre que se alejaba mirando en su dirección de vez en cuando, y Matthew curvó sus labios nuevamente, desviando su mirada distraídamente hacia el suelo, para luego realizar un invisible trayecto desde los zapatos de la rubia hasta sus ojos. Un brillo de satisfacción birlló en sus ojos azules, y no hizo nada para ocultarlo, sino al contrario.

Escuchó su respuesta, y chasqueó la lengua mientras quitaba del bolsillo de su campera el paquete de cigarros junto con el encendedor. Tomó uno y lo situó entre sus labios. – Ilumíname. ¿Qué quieres conseguir esta noche? – Lo encendió con tranquilidad, sin quitar su mirada de la suya, para luego dejar escapar una leve oleada de humo grisáceo. – Porque si piensas que perdiste, puedo ser todo un superhéroe e ir a buscarlo. – Volvió a dejar que sus labios se curvaran ladinamente, con un tinte arrogante y algo desafiante. Por supuesto que no lo haría, y el tono de su voz dejó que ella supiera lo mismo. Ofreció entonces un cigarrillo a la blonda, por inercia más que por otra cosa. No estaba del todo seguro, ni podría confirmarlo a menos que preguntara y aquello sería estúpido; pero aquella joven parecía algo más que una simple muggle. De hecho, juraría que su rostro le era familiar de algún lado.



5) Ever.

Mierda. Se había olvidado de llamar a su madre ahora le tocaría aguantar la charla de cada fin de semana. Y, aunque le jodiese admitirlo, debía reconocer que, en esos casos, su madre tenía toda la razón del mundo. Le había repetido varias veces durante los últimos tres días que debía llamarla para decirle si iría o no a la cena familiar. Una gilipollez, si, pero con una simple llamada de, seguramente menos de un minuto, habría contentado a su madre y se habría librado de una de sus múltiples y ya repetitivas charlas. Oh, vamos, ya era una bruja adulta, aunque tanto para su madre como para su padre siguiese siendo una niña pequeña. Odiaba eso, aunque debía reconocer que extrañaría todas las atenciones extras que sus padres ponían en ella si estas le llegasen a faltar algún día. No, ni ella misma se entendía. Y no, no era bipolar. Simplemente, todo el mundo quiere lo que no tiene, y ella no iba a ser una excepción a la norma.

En fin, lo mejor sería no pensar en eso, ya llegaría la noche siguiente para vivirlo todo en primera persona, con eso sería suficiente, no tenía ninguna necesidad de amargarse por algo que pronto llegaría. Suspiró y posó su cristalina mirada en la copa que aún tenía en su mano derecha, sin más pensamientos que tratasen de joderle esa noche, se la llevó a sus labios para darle un trago, no pretendía dejar que el alcohol se llevase consigo su cordura y consciencia, al menos, no tan temprano, pero no siempre querer es poder y esa noche el alcohol le llamaba más de lo que habría querido.

-Alguien medio decente con quien pasarla, pero parece que no voy a tener esa suerte.- respondió sinceramente, no tenía porque decírselo pero tampoco tenía motivos para ocultárselo. Había preguntado y ella le había respondido. Simple. No le importaba a manos de quién pudiesen llegar esas palabras ni como pudiesen afectar las mismas en su carrera profesional. Cuando la contrataron para las Arpías sabían exactamente como era, pues en ningún momento había ocultado nada acerca de su pasado y mucho menos de su presente. Sencillo. Y a quién no le gustase eso, ya sabía dónde estaba la puerta. – Ni tú irías a buscarlo ni yo querría ir tras él.- respondió finalmente encogiendo los hombros.



6) Callahan.

No tenía idea de lo que haría mañana, pero estaba seguro de que en su lista de quehaceres se encontraría el tener que lidiar con una visita 'inesperada' de su padre. Por supuesto que Matthew tendría que haber asistido a la convención que se realizaba en la casa donde había pasado su infancia y parte de su adolescencia. Después de todo, no era una simple cena con amigos. Temas que eran de su interés serían y de seguro estaban siendo tratados en aquel momento a lo largo de aquella mesa. Pero su orgullo y moral propia podían más que cualquier cosa. Especialmente, por sobre lo que se debía hacer. Además, si realmente se perdía de un detalle que debería de saber, eventualmente alguien se encargaría de hacérselo saber. Eran mortífagos, el maquiavelismo y obsesión por más poder limitaban su inteligencia, pero no eran tan estúpidos.

El castaño comenzaba a cansarse de la monotonía de mantenerse en Hogwarts, cuando ya hacía más de un año que nada de lo que pudiesen enseñarle allí le sería de ayuda. No porque fuese inútil, sino porque ya lo sabría de antemano. Entre las enseñanzas de profesores que tuvo desde pequeño, y el entrenamiento como mortífago, o nefasto –como quisieran llamarles, le daba igual- hacía rato habían superado las de los profesores en el colegio. Más allá de todo, no veía el minuto en que todo terminara y pudiese comenzar con su propio camino a su propia gloria.

Más aquel no era el lugar ni el momento de pensar en aquello. Menos con tantos muggles alrededor, quienes ciertamente le provocaban desagrado, el cual era sustituido por indiferencia para poder mantenerse en un mismo lugar con ellos. – Coincido. Al menos no lo harás por el momento, teniendo en cuenta que yo soy todo menos decente. – Dio un sorbo al líquido que se alojaba en su vaso, y apoyó sus codos sobre sus rodillas, inclinándose levemente hacia ella, para luego dejar el cigarrillo en el cenicero que se encontraba en la pequeña mesa frente a él. – Me alegro de que podamos entendernos desde un principio. – Dejó que sus labios se curvaran ladinamente, mientras sus ojos se mantenían fijos e intensos sobre su rostro. Recorrió sus facciones con lentitud, y finalmente alzó una de sus cejas. – Yo a ti te conozco. – Y no fue una pregunta, fue una afirmación. Callahan nunca olvidaba un rostro, después de todo. Aunque ciertamente, los nombres no eran nunca de su interés.

Thread, Saturday Night Fever

{Viernes. 22:57 h. || 5ºC en el exterior, Lluvia}


Sábado noche. Para la rubia el mejor día de la semana, y con diferencia. Dos horas después de la cena, y tras haber pasado ese mismo tiempo en la sala común en compañía de algunas compañeras de su curso, se encaminó hacia la que era su habitación durante su estancia en el colegio. Una vez allí cogió uno de sus bolsos de mano y en el guardó la cartera junto a su teléfono móvil. Si, tenía uno, y desde su parecer no había objeto muggle más perfecto. Vistiendo aún el uniforme, se puso la capa, que se encontraba cuidadosamente doblada sobre la cama, y tras esto abandonó la sala común, que, en los quince minutos que había tardado en buscar lo necesario para su salida ya se había vaciado. Apenas había dos alumnos de séptimo, pero estaban lo suficientemente atentos a sí mismos que no se dieron cuenta cuando la rubia cerró la puerta tras ella. Si abandonar la sala común no fue complicado, aún lo fue menos el tener que traspasar las fronteras de Hogwarts, pero antes de esto, y con ayuda de su varita, se cambió el uniforme de Slytherin por un conjunto muggle. No era la primera vez que lo hacía, tampoco sería la última, por ende conocía por donde debía y no ir. Como cada sábado, una moto la esperaba varios metros más abajo. Le había costado trabajo conseguir a alguien dispuesto a llevarla a Hogsmeade, mas no había sido imposible. Sin decir una palabra cogió el casco que le ofrecía el chico y se lo puso, para después acomodarse tras él. No tardaron mucho en llegar al pueblo, y para su suerte las calles estaban completamente desiertas debido a la lluvia. El joven le indicó donde se encontraba el traslator que les llevaría a Londres, y, en cuestión de segundos se encontraba en callejón del centro de la capital inglesa. Perfecto.

Con un leve y apenas visible movimiento de cabeza se despidió del que semana tras semana le llevaba a la ciudad, no hacían falta las palabras y ambos lo sabían. Instantes después él ya había desaparecido entre la gente, y la rubia debería buscar un lugar pronto o acabaría mojada de pies a cabeza. Finalmente decidió entrar en el que se encontraba al otro lado de la calle, parecía que estaba bien y el nombre le había llamado la atención. Ministry of Sound. Antes de acercarse al portero, saco su DNI falso, en el cual aparecía su misma imagen, mas tenía otro nombre y un año más. Se lo mostró al hombre cuando estuvo frente a él y a los segundos ya se encontraba en el interior. Qué fáciles de engañar eran. Sonrió para sí misma. El local estaba hasta arriba de gente, incluso parecía que el aforo máximo ya había sido sobrepasado hacía tiempo, pero eso era lo de menos, tenía una larga e intensa noche por delante y no iba a pensar en estupideces. Antes que nada, se acercó a la barra y esperó a que alguno de los camareros la atendiese. – Un tequila, por favor. – Pidió cuando al fin uno de ellos se acercó. Mientras tanto, se acomodó en uno de los taburetes que había quedado libre.

Thread, ¿Extraña Rutina?

{ Segundo Sábado de Septiembre | 00:30hrs. | 5ºC en el exterior # Posibilidad de Lluvias }
L i b r e.


Cabeza de Puerco. Doce y media de la noche de un frío sábado de primeros de septiembre. Y, como no, ante esta perfecta combinación no podía faltar Göran. El castaño recorrió los pocos metros que aún le separaban de aquel antro que tanta repulsión le había causado la primera vez que lo había visto, al cual había dicho no entrar jamás. Claro que, eso había sido años atrás, actualmente apenas existía un fin de semana en el que no posase su perfecto, para que engañarse, trasero en uno de sus asientos junto a la barra frente a cualquier tipo de bebida con un mínimo de alcohol. Preveía que sería esta sería una buena noche, no tenía motivos para pensar esto, pero ¿Qué importaba? Era Göran Virtanen y sucediese lo que sucediese en contra o a favor de su persona, haría cualquier cosa para volverlo a su favor. Lógica aplastante.

Sin más dilaciones y con una perfecta sonrisa marcada en su rostro, abrió la puerta que daba acceso al interior del local en cuanto la tuvo frente a sí. Desde el exterior ya pudo deducir que habría los suficientes magos y brujas, pero sobre todo magos, que habrían elegido el pub para pasar, al menos, el comienzo de la noche y no pudo más que corroborarlo al posar su clara mirada en el interior. Ni una sola mesa libre. Rio al ver como unos conocidos de su padre le miraban fijamente con una clara mirada de “No deberías estar aquí”. Al pensar en la reacción de su padre no pudo más que aumentar su sorna hacia ellos. Ni tan siquiera obedecía órdenes del que era su progenitor como para salir corriendo después de haber sido descubierto, si así podía decirse, por tres imbéciles degenerados a los veía de vez en cuando.

Recordaba perfectamente el momento en el que su padre, el que había sido su imagen a seguir durante tantos años, había pasado a ser una de las personas que más odiaba en este maldito mundo. Jamás le perdonaría el haberle obligado a dejar Helsinki y, tras eso, el haberle separado de su hermanastra, cuyos sentimientos hacia ella eran claramente confusos y contradictorios. Se acercó a la barra, no iba a permitirse el pensar nada que pudiese joderle la noche y nada, era nada. Sin dejar que su rostro mostrase ningún tipo de sentimiento, pidió un hidromiel, dejando que su voz saliese tan fría como azules eran sus iris.

Thread, Another Promise, Another Scene

{ Último Sábado de Septiembre. | 21:39h. | 6ºC, Fuertes Vientos & Precipitaciones en Forma de Nieve | Casa de los Gritos }

Privado ;; Matthieu Borysz Gaccione Bacciarelli


Había pasado ya casi media hora desde que la cena hubiese acabado y todos los alumnos abandonasen el gran comedor para ir a sus diferentes salas comunes. Claro que, Katya no eratodos los alumnos. Ni tan siquiera se había dignado a aparecer por el comedor cuando todos sus compañeros de casa dejaron lo que estaban haciendo para abandonar su sala común e ir a cenar. Es más, ni tan siquiera se había dado cuenta que ya había llegado la hora de la cena. El tiempo se le había pasado demasiado rápido, no podía dejar de pensar en esa slytherin clavada a ella. Con sus mismos ojos, su mismo rostro y prácticamente su mismo cuerpo. Pero en lo que realmente no podía dejar de pensar era en las ganas que le habían entrado de matarla ahí mismo, como si fuese una liebre y la luna llena la hubiese transformado en el monstruo que era cada luna llena. No, no tenía ningún sentido, podía ser una persona fría, que odiase a más de la mitad de los alumnos de Hogwarts o que, simplemente no demostrase aprecio hacia nada ni nadie a excepción de unos pocos que se habían ganado su confianza. Podía ser todo lo que dijesen de ella, pero no era ninguna asesina, bueno, los animales con los que se encontraba en el bosque prohibido, no contaban, ¿no? Tan solo lo hacía por mero instinto, un instinto que ella no había elegido, y, sobre todo, no era consciente de sus actos. Se mordió el labio inferior y cerró el libro que estaba leyendo; “Licántropos: Leyendas y Mitos.” No había encontrado nada que pudiese ayudarle o, al menos, explicarle que era lo que estaba pasando. Lo miró por última vez antes de tirarlo sobre la mesa en la que se encontraba y levantarse para salir de allí.

Las ramas crujían bajo sus pies a medida que estos avanzaban por el sendero que llevaba al Sauce Boxeador. Lo había descubierto hacía un par de semanas, casi al inicio del curso y le había sido realmente útil. La verdad, desconocía el porqué de la existencia de ese pasadizo que llevaba a la famosa Casa de los Gritos. Había escuchado algo sobre un tal Lupin, pero no le dio más importancia, ni preguntó de quién se trataba ni le interesaba saber más acerca del que algún día fue, al igual que ella, alumno de Hogwarts. Sin más, y esquivando ágilmente las ramas de dicho árbol, entró por la boca del mismo. Fue cuestión de minutos que estuviese ya en la Casa. Siempre había oído hablar de ella, desde que era pequeña, pero no fue hasta que ingresó en Hogwarts ese mismo año, hasta que pudo tenerla frente a si misma y dar una imagen real a lo que hasta entonces no habían sido más que palabras y cuentos. Si, podía decir que todo lo que había escuchado acerca de ella hubiese sido cierto en algún momento del pasado, pero ahora no veía en ella más que una casa vieja y destartalada, cuyo único peligro era que la planta superior se desplomase sobre la inferior. Rio para si misma al pensar esto y, con ayuda de su varita, hizo que una fina llama de fuego ardiese en la chimenea, pues el frío exterior se unía perfectamente al del interior y, a pesar de que aún era Septiembre, las temperaturas ya eran lo suficientemente bajas como para estar así, sin más, a unos siete grados. Una vez hizo esto, se sentó en uno de los sillones. Le agradaba pasar el tiempo en ese lugar, fuese la hora que fuese. Y, sería un lugar perfecto para llevar a cabo todo lo que tenía pensado para averiguar que era lo que realmente le estaba sucediendo.

Thread, Saltandome las clases

{Lunes de Septiembre | 10:35h. | 10ºC }



El molesto despertador fue tirado al suelo por una rubia que se negaba a mover su cuerpo de la cama y mucho menos a levantar la cabeza de la cómoda almohada. Una vez el ruido que ese estúpido objeto muggle emitía dejo de sonar, la joven dio media vuelta y, acomodándose nuevamente, se volvió a dormir. Sin importarle que en menos de media hora tuviese clase de pociones. ¿Para qué ir? Siempre era lo mismo, pociones insulsas e inservibles que no tenían otra utilidad más que la de demostrar al profesor que habías estado atento durante las clases, y para eso, no le hacía falta asistir a ninguna de las clases, su madre ya se había encargado de darle una educación excelente en base a la magia, remarcando siempre la defensa contra las artes oscuras y, cómo no, las propias pociones. Y por ese mismo motivo sus notas en dichas asignaturas eran envidiables. ¿Lo mejor? Ver como todos aquellos que, realmente se molestaban para sacar una buena nota, la envidiaba por poder hacerlo sin prestar algún tipo de atención.

Casi dos horas después, Zahr se despertó, tranquila, como siempre, sin darse prisa en llegar a la siguiente clase, incluso se planteaba el hecho de no asistir, ni a la siguiente ni a las próximas. Una sarcástica sonrisa se formó en su rostro, dando a entender que había elegido la segunda de las opciones. Además, los puntos que su casa ganase o dejase de ganar no le importaban en lo más mínimo, por ende, tampoco le importaba si algún profesor la encontraba deambulando por el castillo y le descontase puntos a la casa de Salazar. Con una calma abrumadora, se levantó de la cama, sentándose sobre la misma mientras que con la mirada buscaba su uniforme. Cuando finalmente lo encontró, se puso de pie y se dirigió a la silla donde lo había dejado la noche anterior, y, manteniendo el mismo ritmo en sus movimientos, se vistió.

Una vez estuvo lista, salió del cuarto para después abandonar la sala común, la cual, a esas horas, estaba completamente vacía. Ya podía ser así más a menudo, pensó. Cruzó varios pasillos y abrió otras tantas puertas, no tenía claro donde iba, mas tampoco tenía un destino pensado. Lo único que si sabía era que no se aproximaría lo más mínimo a ningún aula. Subió a la segunda planta en cuanto tuvo las escaleras frente a ella. No se molestó en mirar en qué lugar la dejaban, simplemente cuando la propia escalera paró frente a una puerta, la abrió, y entró. No recordaba haber estado allí antes, aunque no podía estar cien por cien segura pues era un sencillo pasillo y, de esos, había demasiados en el castillo. Iba a abrir una de las puertas cuando escucho la puerta por la que había entrado, y la cual había vuelto a cerrar, se abrió.

Relaciones, Katya Bogdanov

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☾ Nombre Completo; Katyà Galia Natacha Bogdánov.
☾ Apodos; Kat, Lia, Lian, Tacha.
☾ Fecha & Lugar de Nacimiento; 25 de Octubre. San Petersburgo, Rusia.
☾ Edad; 17 años.
☾ Linaje; Sangre Pura.


"Tan solo escúchame tú,
Escúchame porque así mi ejemplo vas a seguir,
yo necesito de ti y tu me quieres a mi,
solo tenemos que hacer lo que te digo
y se hace i o u."



Es sabido por todos que la rivalidad entre licántropos y vampiros va más allá de los límites que cualquier humano pueda llegar a imaginarse, mas esto también es conocido por ambas razas. Claro que siempre hay una primera vez para todo, y hace diecisiete años llegó ese tan temido momento.

Vladimir Smirnov, perteneciente a uno de los clanes de vampiros más importantes y poderosos, se enamora, sin quererlo, de una licántropa recién llegada a Moscú. Y aunque al principio trata de evadir sus sentimientos, estos aumentan al descubrir que la joven, llamada Nastia Bogdánov, sentía lo mismo que él. Haciendo caso omiso a lo que las normas de ambas razas dictan, ambos se encuentran en secreto cada noche, a excepción de los días en los que la luna esta llena, pues Nastia desaparece de la zona con la única intención de no mostrarse bajo su verdadera condición ante el joven ruso.

Tras varios meses así, Nastia queda embarazada, dando lugar a dos preciosas niñas de cabellos oscuros y ojos claros. La mayor, por apenas unos segundos, fue reconocida bajo el nombre de Anixe, esta heredó los genes de su progenitor, aunque estos no le afectaron para nada hasta recién cumplidos los diecisiete años. En cambio, la pequeña heredó la licantropía que corría por la sangre de su madre, y al igual que a su hermana, esta no salió a la luz hasta sus decimoséptimo cumpleaños.

En aquel entonces, en cuanto ambos clanes descubrieron dicho nacimiento, secuestraron a las gemelas, hechizándolas de tal forma que pasaría ser el mayor castigo para sus padres tras el delito cometido contra sus clanes.

Actualmente, ambas controlan a la perfección sus instintos, están preparadas para la lucha desde que tienen consciencia, pero sobre todo, están preparadas para matar. Cabe destacar que las jóvenes no saben de la existencia de una hermana, pero el hechizo hará que ambas vivan para matar a la otra desde el primer momento en que sus miradas celestes se crucen.




Si se tuviese que definir con una sola palabra a la morena, esta sería libre. No depende de nadie, tampoco quiere que así sea, prefiere depender de si misma, así nadie tendrá la más mínima posibilidad de clavarle un puñal por la espalda, pues jamás pondrá su vida en manos de nadie, por importante que esa persona sea para ella. El ser humano es egoísta y sabe perfectamente que la mayor parte de ellos serían capaces de cambiar de parecer en cuanto alguien le ofrezca cualquier tipo de chantaje a cambio. Así mismo no tolera la mentira, considera que una de las mayores cualidades es decir siempre la verdad, por más que esta duela, las mentiras, por piadosas que puedan ser, jamás llegan a buen puerto.

No son pocos los que la han catalogado como la chica solitaria, distante y sin rastro alguno de vida social, ingenuos. No es solitaria, simplemente cuida muy bien sus relaciones, y, para ella, la mayor parte del castillo no se merece, ni tan siquiera, que pose su mirada en ellos. Tampoco es distante, su carácter, aparentemente serio, logra que muchos duden en acercarse a ella, ni que les fuese a morder por pasar a su lado. Por último, su vida social es mejor de lo que todas las jóvenes del castillo podrían imaginar, hasta el punto de envidiarla, obviamente es tras las paredes del castillo donde la Ravenclaw se muestra tal como es. No le importa lo que la gente piense o deje de pensar hacia su persona, mas prefiere no llamar demasiado la atención en Hogwarts, y si se comportase tal como es, esto sería realmente complicado.

Le encantan los retos, y difícilmente se negará a una proposición que indique uno, sin importarle quien sea la persona que esté al otro lado. Así mismo, también es difícil responder no a algo, esta palabra hace tiempo que fue eliminada de su diccionario particular y, desde entonces, pocas han sido las ocasiones en las que se negase ante algo. El miedo no forma parte de ella, y desde su punto de vista negarse no demuestra más que eso, temor. Cuando está molesta o enfadada su actitud suele tornarse arisca e incluso con algún que otro matiz salvaje, que no animal ni inhumano, siempre influenciada por los genes que recorren su cuerpo.




Vive con su madre en Lyon, Francia, desde que tiene uso de razón. Fue criada y educada por una de las manadas de licántropos con mayor poder tanto en el mundo mágico como entre el resto de manadas europeas.

Allí conoció a Sebastien Noire, uno de los licántropos más jóvenes pero más hábiles, quien le enseñó a luchar cuerpo a cuerpo. Con un único objetivo, ganar. A día de hoy es una de las mejores y es realmente complicado vencerla.

Hace apenas unas semanas descubrió lo que realmente era, tanto ella como todos aquellos con los que había estado conviviendo durante toda su vida, y aunque al principio no se lo tomó demasiado bien, no pasó mucho tiempo hasta que lo aceptase, a fin de cuentas por más que patalease o lloriquease, algo que además jamás haría, no iba a cambiar nada.

Odia Beauxbatons, a pesar de esto asistió durante seis cursos a dicha institución. Actualmente cursa su último año en Hogwarts, habiendo sido seleccionada para Ravenclaw.

Habla tanto francés como ruso, además del inglés, mas siempre que está enfadada habla en francés.

No toca ningún instrumento, tampoco lo considera importante. Dicen que la música amansa las fieras y a ella, ni nada ni nadie la amansa.

Su patronus toma forma de lobo ártico, mientras que su boggart toma forma de litros de plata líquida que se expanden sobre el suelo que pisa.

Ha tenido dos varitas, la primera la perdió durante la luna llena de su primera transformación.

Sex, Drugs And Rock N' Roll es una canción que puede definir ciertos aspectos de la morena.

Nastia, ha tratado desde que se mudó a Francia junto a su hija, que esta no conozca a su hermana, de la cual desconoce absolutamente todo, hasta su existencia, para así poder evitar una lucha entre ambas.

¿Su destino? Acabar con la vida de su hermana gemela.

Relaciones, Zirel Rocumpaj


Nombre Completo: Zirel Nehira Rocumpaj.
Apodos: Z, Zir, Nehi, Ira, pelirroja . . .
Lugar de Nacimiento | Residencia Actual: Tel Aviv-Yafo (Israel) | Londres (Reino Unido)
Fecha de Nacimento | Edad: 19 de Mayo | 18 Años.
Casa en Hogwarts: No asistió a Hogwarts.



{En completísisima(? edición o__ó}

El color de su cabello puede reflejar sin problemas la personalidad de la pelirroja. De carácter fuerte sin duda, no le gusta para nada que le lleven la contraria y más aún cuando está completamente segura de llevar la razón. Le cuesta, y mucho, reconocer que se ha equivocado con algo o en algo, a pesar de ello, si debe hacerlo, lo hará, pero no dudará ni dos minutos en cruzarte la cara si tan solo piensas en burlarte de ella por haberse equivocado y aún así haber persistido en ello. Por ende,orgullosa es un adjetivo que le va que ni pintado. No se puede decir de ella que sea una persona tímida, sin embargo es demasiado desconfiada, lo que ayuda a que muchos la califiquen como tal. No confía en nadie de buenas a primeras, es más, son pocos los que han conseguido su plena confianza. Sabe que el ser humano, sea muggle o no, es demasiado egoísta como para merecer su confianza y, la vida, se ha encargado, con el paso de los años, de demostrarle que así era.

Con aquellos a los que no conoce es cordial y amable –aunque también puede llegar a ser realmente borde si la otra persona le busca las cosquillas- , tal y como la educaron en el orfanato donde paso los primeros dieciséis años de su vida. Jamás podría llegar a ser grosera con alguien, aunque se lo mereciese, siempre suele encontrar la forma de decir lo que piensa sin ofender a su receptor, independientemente de quien sea este, mas esto no implica que palabras envenenadas salgan de sus labios. No se decanta ni por el bien ni por el mal, ni por la luz ni por la oscuridad. Busca el equilibrio entre ambos mundos, se mueve tanto por uno como por el otro más jamás caerá rendida ante ninguno, pues no está en su naturaleza depender de ninguno de ellos. Ni lo bueno es siempre lo mejor, ni lo malo será siempre lo peor, la cuestión está en buscar lo que se encuentre entre ellos, pues es lo que realmente es necesario.




● Nació en la ciudad de Tel Aviv-Yafo, conocida simplemente como Tel Aviv. Es la segunda mayor ciudad de Israel y además está considerada la capital cultural israelí debido a su carácter cosmopolita y moderno y un importante centro de artes escénicas.
● Es judía, a pesar de esto no sigue ni el Tanaj, el Talmud ni ningún otro libro religioso.
● A pesar de no practicar su religión, tiene tatuada la Estrella de David en su muñeca.
● Habla tanto hebreo como árabe, además del inglés.
● Desde que acabó sus estudios en Beauxbatons trabaja como camarera en las Tres Escobas. No sabe que salida darle a su futuro profesional por el momento, pero se decanta por la Medimagia.
● Le gustan los juegos de azar y las motos muggles.
● Tanto Zirel como Nehira son nombres de origen hebreo. Mientras que Zirel significa princesa o noble, tesoro o joya, Nehira significa iluminación o claridad.
● Su madre es muggle, al igual que toda su familia materna.
● A pesar de conocer a la perfección el mundo muggle se cree incapaz de poder vivir en él, y sin magia.
● Al contrario de lo que muchos piensan, es pelirroja natural.

Relaciones, Alicja Wojkiewicz



Nombre Completo.
Alicja Oliwia Kinga Wojkiewicz Podolski Ostoja-Ostaszewski
Pronunciación.
A-lēe-ts-yä Quinga Olivia Voitkevičs {Po'dolski} Osto'j-Ost-asceuski
Apodos.
Ali, Li, Licia, Oli.
Nacionalidad.
Bielorrusa.
Casa.
Slytherin
Edad.
17



[justify]₪ Independiente y segura de sí misma, sería la forma más rápida de describirla. No es una persona a la que le guste depender de nada, ni de nadie, nunca pedirá la ayuda de nadie a menos que sea absolutamente necesario y no tenga ninguna otra opción, aunque esto traiga consigo noches sin dormir o múltiples quebraderos de cabeza. Tampoco dudará jamás de sus capacidades, sabe a la perfección de lo que es capaz y de lo que no, aunque algunas veces sobrepase estos límites, claro que, nunca admitirá que se equivocó al cruzar la línea, por mucho que le pese, si se mete en problemas, ella misma saldrá y en estos casos, no permitirá que nadie le ayude a salir de ellos, de la misma forma que se metió en problemas, saldrá de ellos, sin importar las consecuencias que esto traiga.
Hiperactiva. Es incapaz de estarse quita más de diez minutos, si no está realizando cualquier tipo de tarea tendrá algún objeto en sus manos haciendo cualquier tipo de malabares y/o movimientos. También suele salir a correr, o bien por los terrenos del castillo, en caso de encontrarse en Hogwarts, o por su ciudad. Esto le ayuda a relajarse y a tranquilizarse.
Impaciente. ODIA esperar, es algo que, sencillamente, le supera. Y aunque ha ido adquiriendo esta capacidad, no esperes que espere mucho tiempo por nadie, por importante que sea, la puntualidad es una cuestión muy importante para ella. Por ende, es inusual que llegue tarde a cualquier lugar.
Orgullosa. Al igual que su madre, la morena es una chica sumamente orgullosa, en pocas ocasiones dará su brazo a torcer, y le cuesta dar la razón o simplemente, admitir que se ha equivocado en algo. Terca y cabezota como ninguna.
Distante. Le cuesta mucho abrirse a la gente y es desconfiada con todos aquellos a quienes no conoce. Prefiere ser así a que los demás la conozcan tal y como es, junto a lo que siente. Por ello no suele relacionarse con demasiadas personas, solo aquellos dignos de confianza son los que tienen la posibilidad de hablar con ella y conocerla. Nadie más.
Es dueña de un gran humor negro, y de unos curiosos métodos de diversión. Le encanta jugar con la gente, manipularla para que hagan lo que ella quiere.
Una de sus grandes pasiones son los hombres, ya que se describe a sí misma, como una coleccionista, donde la estantería es su armario, y cree que jamás podría llegar a enamorarse, ya que, como ella dice, el amor solamente está hecho para los débiles.
No puede decirse que Alicja sea una persona familiar, pues para ella la familia no es ni mucho menos, lo primero, simplemente son conocidos que de una forma u otra están en su vida. [/justify]




.# Cuando era pequeña, sus padres le obligaron a tomar clases de piano, el cual cambió al cumplir los trece años por el bajo.
.# Por sus venas corre sangre alemana, italiana y egipcia.
.# Nació en Minsk, Bielorrusia, pero actualmente reside en Londres, Inglaterra.
.# Habla alemán, inglés, ruso, bielorruso e italiano.
.# Debido a una lesión, mientras participaba en un torneo de quidditch, es zurda.
.# Su hermanastro le regaló una gata poco antes de acabar su último año en Hogwarts, a la cual llamó Cocco.
.# Coldplay, Green Day y Muse, son algunos de sus grupos favoritos.
.# Perdió la virginidad a los 13 años, al ser violada por su padrastro.
.# Entre los trece y los quince años padeció de bulimia.
.# A raíz de su enfermedad acudio a un psicologo que le aconsejo varios métodos de evasión, entre ellos la pintura. El cual sigue utilizando.
.# Adoptó el apellido Wojkiewicz cuando tras el matrimonio de su madre, mas reniega de él.
.# Su primo Lukas, le acercó, más de lo debido, al mundo de las drogas.
.# Uno de sus pasatiempos es la lectura, pero nadie lo sabe.
.# Tiene síntomas relacionados con la hipersexualidad o ninfomanía.
.# Tiene dos tatuajes y un piercing.

๗1 : 5 ;; Se lo hizo un amigo de su primo en su decimoquinto cumpleaños. Fue el primero que se hizo, y a su vez el que más significa para ella. Pues al mismo tiempo que representa la edad a la que se lo hizo (15), está dividido por medio de dos puntos, quedando el 1 separado del 5. El uno hace mención a su primer año de vida, cuando su padre aún vivía, el 5 representa la pérdida de su padre y el principio de una nueva vida. Por último, el ๗, es la representación de uno de los símbolos utilizados por la familia Podolski.

Tribal ~ Butterfly ;; Dos semanas antes de comenzar el curso en Hogwarts se hizo este tatuaje, el cual está formado por un tribal y una mariposa en su centro. Podría decirse que es una metáfora, la mariposa representa su vida, que, tras varios años encerrada entre cuatro paredes ha salido al exterior, pues es el primer año que asiste a Hogwarts y tiene entre sus manos una libertad real. El tribal representa la complejidad de su pasado, en el cual aún se ve inmersa.

Green [ ! ] ;; No existe motivo alguno por el cual haya decidido hacerse un piercing, simplemente en su momento le apeteció hacérselo. Suele cambiar de colores y formas cada poco tiempo.