jueves, 27 de enero de 2011

Thread, Por Merlín(?) {2}

Recordaba con exactitud el día en el que Nisha había entrado en su vida. Faltaban apenas un par de semanas para que las clases comenzasen de nuevo y la que hasta entonces había sido su mascota dentro del colegio, había enfermado. Nada suficientemente grave para hacer peligrar su vida, pero también es cierto que ya tenía casi siete años y no estaba para trotar por el castillo día sí y día también. Fue entonces cuando Heller, hermano mayor de la rubia, le regaló una preciosa gata que contaba con apenas un mes de vida. A la Ravenclaw desde siempre le habían encantado los animales, más los gatos. No sabía porque, pero los adoraba. Y en el caso de Nisha, no iba a ser una excepción, es más, había sucedido todo lo contrario. Desde el primer momento en el que la tuvo entre sus brazos, supo que sería muy importante para ella, tanto dentro del castillo, como fuera del mismo. Lo que no sabía, era el porque de ese nombre, simplemente había sido el primero que se le había pasado por la cabeza en ese momento. Le gustó y no había más que hablar. Fácil.

Aún así, era demasiado pequeña como para deambular sola por ahí, tan pequeña que no tardaría en ser pisada por cualquiera que no viese más allá de sus propias narices. Y por nada del mundo permitiría que hubiese una maldita opción a que esto ocurriese, aunque tuviese que dejarla en el cuarto durante las clases y tan solo saliese del mismo con ella. Es más ni siquiera Celeste la había visto aún. Mejor dicho, casi ninguno de sus amigos la habían visto, pero es que la mayoría pertenecían a la casa de Godric Gryffindor. En cambio si había podido enseñársela a Fred, el compartir casa y sala común, ayudaba demasiado. Lo difícil sería que no la hubiese visto, teniendo en cuenta las horas que Raika pasaba en la sala común con ella a la semana. Una sonrisa se posó en sus labios al pensar en Fred. Y al recordar el día en el que Nisha le había arañado, inocentemente, pero le había arañado. Ese día, lo que más le había sorprendido, fue que la gata, después de que Fred hubiese tratado de cogerla en varias ocasiones, se dejase coger. Pues apenas permitía que lo hiciesen ella y su hermano. Incluso salía corriendo cada vez que se encontraba con Ilse. No dudaba de que supiese lo importante que Fred era para ella. Esa bola de pelo, como Ilse la llamaba cada vez que huía de ella, era más inteligente de lo que, en ocasiones, debía.

Tan pérdida en sus propios pensamientos se encontraba que ni se había dado cuenta de que no estaba sola en ese aula. Levantó levemente la cabeza hasta posar su mirada en la figura que se encontraba a escasos metros de ella. Melissa. – Quizás tengas razón..- respondió simplemente, acariciando con su mano la cabeza de Nisha. Debería tenerlo en cuenta la próxima vez que fuese al Callejón Diagon. – Bastante bien, ¿y tú? – respondió al mismo tiempo que una sonrisa aparecía en su rostro.- No, estoy bien aquí.- Añadió, desde pequeña había preferido sentarse en el suelo antes que en una silla, y dudaba que eso fuese a cambiar, al menos, en un futuro próximo.

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