jueves, 9 de diciembre de 2010

Es ahora, o nunca. Thread (4)

7) Fred.

Un suave relámpago acarició el campo de juego y alrededores. Por unos escasos segundos pudo observar con mayor claridad el césped y las demás gradas de en frente. Había muy pocas cosas que le ponían la piel de gallina; aquel deporte mágico era ciertamente una de ellas. De algún modo u otro, sabía sin importar cual sería el camino que su vida tomaría, el Quidditch tendría su lugar en ella. Desprenderse de él, sería como quitarse así mismo una pasión latente. Por no decir la única pasión que en verdad lo llenaba y le hacía sentir bien. Escuchó entonces a Raika, y sonrió con su respuesta. No estaba muy seguro de hacía cuanto exactamente no volvía ella a su país natal, y se preguntó así mismo si él podría mantenerse lejos de Inglaterra. Sin embargo su pregunta lo quitó de pensamientos que nada tenían que ver con el momento, y alzó levemente sus cejas, entre divertido e irónico. Si supieras, pensó con cierto anhelo antes de pasar una mano por su cabello y contestar. – Son cosas que puedo tener todos los días, estar aquí contigo en este lugar, bajo todas estas condiciones, no es algo regular. – Sonrió mientras su mirada azul continuaba al frente. Una cosa es que se animara a decir cosas como aquellas, otra diferente es hacerlo mirándola a los ojos. Más su siguiente comentario logró, de hecho, que sin poder evitarlo la mirase para cerciorar que había escuchado bien. No es que hubiese dicho nada del otro mundo en verdad, pero cosas tan sencillas viniendo de ella, significaban mucho para él. – A mi también. – Contestó más en un susurro que otra cosa, volviendo a desviar sus ojos a otro lado que no sea ella. Literalmente estaba tratando de controlar sus palabras. Siempre había sido dentro de todo fácil ser solo un amigo de la rubia, porque nunca llegaban a tocar temas sentimentales entre ambos. Siempre bromeaban, conversaban de cualquier cosa y compartían momentos más allá de entrenamientos. Pero esto comparado con todo eso, podría decirse que era lo más ¿íntimo? que habían compartido.

Por suerte para él, ella continuó hablando, y la escuchó atentamente mientras suspiraba y ladeaba su cuello, quitando esa tensión que le surgía cada vez que ella lograba hacerle sentir vulnerable y.. al fin y al cabo enamorado. Dejó que sus labios se curvaran, en una sonrisa leve. – En ese caso, me tomo el atrevimiento de asegurar que hago bien mi trabajo como amigo, Rai. Nada más, no hay mucho de especial en mí. – Y más que una respuesta para ella, fue un llamado de atención para él. Porque aquello era justamente lo que no debía olvidar, incluso en momentos en los que decirle la verdad se volvía tan tentador. Él era su amigo. Nada más, ni nada menos. Y él quería mantener aquello de aquel modo, no tenía opción en realidad. Era mantener su confianza, su relación amistosa, o nada. Y aún así, ella continuaba hablando y no le volvía las cosas fáciles. Rió suavemente, y exhaló aire, antes de apretar sus labios y asentir lentamente. – También me siento afortunado de haberte conocido, ya sabes.. Muchas cosas serían diferentes de no estar tú en mi vida. – La naturaleza con la que habían salido las últimas palabras, le sorprendieron. Y no fue consciente de aceptar el hecho de que habían salido de su boca, y escuchadas por Raika hasta segundos más tarde. Aún sentía el calor de sus manos en la suya, y quería volver a sentirlo. Estaba de hecho a punto de pararse y apoyar su espalda contra el borde del palco para alejar sus impulsos, cuando ella lo abrazó. No reaccionó por unos segundos, ciertamente impactado por estar siendo abrazado por ella, pero luego –y por inercia- giró su cuerpo y rodeó su cadera y cintura con sus brazos y manos. – No.. no es nada. – Nunca había estado tan cerca de ella, y mentalmente adhirió la cercanía a la lista de las mejores cosas del mundo.





8) Raika

El cuerpo de la joven Ravenclaw se tensó durante apenas unos segundos al ver como un relámpaco cruzaba el cielo e iluminaba a su paso todo lo que tenía frente sus ojos. Debía reconocer que la luz proveniente del mismo dejaba una estampa ciertamente perfecta del campo de quidditch, pero por más bonita que fuese la imagen que tenía frente así, no podía evitar que el pánico se apoderase de su cuerpo y de su mente. Trató de no pensar en ello, debía relajarse si no quería hacer el imbécil delante de Fred, y eso era lo que menos quería en ese momento. Además, salir corriendo no sería una opción para nada rentable, pues debía recorrer la distancia que separaba el castillo del campo, y si debía estar sola bajo una posible futura tormenta, moriría. Respiró para tranquilizarse. Fred estaba a su lado, no le pasaría nada, es más, estaban bajo la lona de Ravenclaw. No había porque aterrarse. Claro que, ni que eso fuese tan fácil cuando uno de tus mayores temores son las tormentas eléctricas. – Bueno, eso no es tan cierto ¿eh? –Rio- sabes que puedes contar con mi presencia siempre que quieras, aunque el lugar y las condiciones no sean las mismas.- respondió al mismo tiempo que una tímida sonrisa aparecía en su rostro y en el que sus mejillas se teñían de un tono similar al carmín. Si, sabía que esas palabras no iban más allá, pero para ella no tenían un mismo significado, por más que tratase de no buscarlo. – Quiero decir, ¿para algo están los amigos, no? No tan solo para copiar las tareas la hora anterior a la clase.- añadió tras unos segundos que para ella fueron eternos. Aunque ella nunca había hecho eso, era sabido por todos que la mayoría sí que lo hacían.Amigos. El hecho de tener que decir esa palabra, y más en voz alta, le había sentado como una verdadera patada en el estómago. Pero eso era lo que eran. Amigos. Sonrió al escuchar la respuesta de Frederick, algo era algo. Y eso, sin duda, era mejor que nada, por más que doliese pensarlo.

Claro, porque eso es lo que somos. Pensó la rubia antes de responder, pues sabía que de no ser así lo habría dicho, de la misma forma que había hablado de más durante toda la conversación. – Para nada lo haces bien, sino excelente.- respondió tras dejar que su cabeza formase una frase con sentido, simple y que en ningún momento la dejase expuesta. Al menos, lo había conseguido. – Tampoco estoy de acuerdo en eso Fred, eres una persona muy especial… al menos para mí…- ¡Zas! Ya tardaba en abrir la boca, estaba claro que a esas horas no podía pensar en otras respuestas que no fuesen las que realmente pensaba, aunque estas no debiesen ser dichas en ningún momento y bajo ningún concepto. Pero al igual que en otras ocasiones, ya era tarde para volver sobre sus palabras. Solo esperaba poder encontrar una excusa a eso si es que Frederick volvía a referirse a ello. - ¿Afortunado? ¿No querrás decir torturado? –bromeó- O la noche te confunde seriamente o ardes en fiebre, Frederick Woodward – continuó sin dejar de reír, posando su mano en la frente del joven, al igual que hacía su madre cuando quería comprobar si tenía fiebre pero no tenía ningún termómetro a mano. No tardó más de un par de segundos en retirarla de nuevo, el contacto con su compañero de casa no lograba más que corrientes eléctricas recorriesen su cuerpo, que se pusiese nerviosa y hablase más de lo que debía y que su corazón se acelerase seriamente. Mas no cambiaría ninguna de estas sensaciones jamás, ni por todos los galeones del mundo haría semejante cosa. –Para mi también sería muy diferente una vida en la que tú no formases parte. – dijo esta vez más seriamente, y no podría haber dicho mayor verdad. Se odio a si misma cuando obligó a su cuerpo a romper el abrazo que la mantenía en contacto con el castaño. –Es mucho más de lo que piensas- respondió posando su mirada en la de Frederick y dejando caer sus manos, las cuales se posaron sin permiso alguno sobre las manos del Ravenclaw. Trató de apartarlas nada más sintió de nuevo el contacto que les unía, pero su cuerpo se negaba a hacerle caso a su cabeza, ya había cedido lo suficiente teniendo que apartarse segundos antes. Se mordió el labio inferior al mismo tiempo que bajaba la mirada, ciertamente incómoda ante esa situación y ante lo que Frederick pudiese pensar de ella, mas no movió ni un solo dedo.




9) Fred

Internamente, el castaño se preguntó cuánto tardaría la tormenta en llegar. ¿Cuántos minutos le quedaban allí, al lado de Raika, antes de que las primeras gotas tocaran la superficie del suelo? Porque bastante tortura china le estaba provocando a la rubia con estar allí, en las gradas a esa hora y con el frío latente. No permitiría que se enfermara, y mucho menos por su culpa. Por su lado, Frederick adoraba todo tipo de tormentas. Si no fuese por el riesgo a pescar algo más que un simple resfrío o gripe, estaría todo el tiempo que la lluvia durase bajo la misma. Sintió una leve tensión en el cuerpo de la blonda, o eso creyó, ya que así de pronto como llegó se retiró. Un escalofrío, quizá. Pensó no sin cierto reproche. Incluso aunque ella ya le hubiese asegurado que no quería irse, sabía que las condiciones en las que se encontraban no eran las mejores ni las más agradables. Sonrió de medio lado al escucharla, y asintió con lentitud mientras suspiraba. – Lo sé. Pero ya sabes, compartimos el puesto de prefectos, Quidditch, Curso, Sala Común.. No quisiera te cansaras de mí. –Bromeó. En cierta parte, aquella broma tenía algo de verdad. Probablemente el que sienta algo por ella tenía que ver con eso, pero su último deseo era el de ser muy pesado con ella. Sin embargo, y a pesar de que minutos atrás él mismo se había encargado de hacerlo, sus siguientes palabras fueron un manotazo en el pecho, haciéndolo retroceder. Volviéndolo a la realidad. Sus ojos se desviaron instantáneamente hacia el campo de Quidditch una vez más, mirando sin mirar. Una oleada de viento logró incluso penetrar la lona del palco, e inhaló el frío aire, antes de finalmente chasquear la lengua débilmente y sonreír. – Si, tienes razón.Las palabras agradables de Raika, eran tan sinceras, que el castaño se enojó en cierto modo con él mismo por sentirse al mismo tiempo lastimado por ellas.

Su atención seguía mantenida en la nada por el momento, porque él podía manejar sus expresiones, algunas al menos. Incluso sus palabras. Pero su mirada era un libro abierto la mayoría de las veces, o al menos cuando se refería al tema de ella. Y no quería meter la pata. - ¿Nos estamos poniendo sentimentales, eh? –Jugueteó con diversión en sus palabras, incluso con el nudo aún en su garganta. Sin embargo ella logró hacerle reír cuando mencionó si estaba seguro de si era afortunado o torturado. – Créme, la que tiene fiebre eres t-.. – Se detuvo antes de terminar de hablar, cuando sintió su mano colocándose en su frente. Un simple contacto, tenía más inocencia que una hoja, y sin embargo una leve corriente eléctrica se deslizó por su espalda. Sus manos no se movieron una vez se apoyaron contra la espalda y cintura de la rubia, como si tuviese miedo de ahuyentarla de algún modo. Algo sumamente idiota. Cuando ella rompió el mismo, alzó sus ojos azules hacia su rostro, y tragó lentamente saliva, abrumado. Es como si Raika supiese lo que él sentía y ella estaba poniendo a prueba sus límites. Por supuesto esto no era ni siquiera una hipótesis, ya que de saberlo, jamás le haría eso. Pero de todos modos, aquello estaba siendo extremadamente difícil para él. Todavía sentía el calor que el abrazo le había dejado, el cual se esfumó tras unos segundos. Es mucho más de lo que piensas. Se repitió mentalmente sus palabras. Y entonces cuando pensó que quizá podría volver a armar esa pequeña muralla protectora, ella dejó caer sus manos sobre las de él. Aquel contacto una vez más, volvió a tener una reacción física eléctrica en él, y decidió seguir la corriente a lo que quería hacer. – Raika.. –Susurró, dejando que por unos instantes una sonrisa nerviosa apareciera en sus labios, para luego borrarse por el mismo motivo. La miró a los ojos, y cuando vio que ella no le estaba mirando a él sino a sus manos, descendió su mirada al mismo punto. Movió con lentitud su mano que estaba bajo la de ella, y la giró con la misma pausa. Lentamente entrelazó sus dedos con los de ella, casi acariciando o rozando su piel. No estaba seguro de lo que estaba haciendo, se había desconectado de su cerebro, y simplemente hacía.. lo que quería hacer.



10) Raika

La cristalina mirada de la Ravenclaw se posó, por primera vez desde que habían llegado al Campo de Quidditch, sobre el mismo campo. Deseaba que comenzase de una vez la temporada de Quidditch, a pesar de que aún desconocía que casa sería a la primera a la que tendrían que enfrentarse. Observó por unos segundos cada detalle del campo, para después subir su mirada varios metros más arriba. Parecía que quería llover, ¿acaso no podía llover en otro momento? ¿Cualquier otro? No, ese parecía el momento más adecuado. En fin, por más que le molestase, no podía hacer nada contra ello, así que lo mejor sería aprovechar el tiempo. Y eso haría, a pesar de la tormenta que podía escucharse a lo lejos, quizás el estar allí con Frederick, durante una tormenta que se aproximaba por momentos, fuese una buena terapia para la rubia, aunque ella misma dudaba de que pudiese presenciarla estando sola ni ahora, ni en un futuro, claro que, esto era algo que ni tan siquiera Celeste sabía. Pues ya se sentía lo suficientemente ridícula como para ir contándoselo a nadie. – Sabes que no podría cansarme de ti ni aunque lo intentase, es decir, eres Fred, es imposible que alguien se canse de ti. – respondió tan segura de siempre sería así, por más tiempo que pasase a su lado, no creía que fuese capaz de transformarse en algo negativo, al menos no por su parte, claro. Ya que, de ser así, ya lo habría hecho, pues aunque ya pasaba suficiente tiempo con él, sus pensamientos le dedicaban aún más. No, definitivamente no podría cansarse de él. – Siempre tengo razón...- Dijo tratando de sonreír tras escuchar la respuesta del castaño, mas ni una simple falsa sonrisa fue capaz de dibujarse en su rostro. Simplemente ya le era imposible tratar de tomarse a broma todo aquello, aunque fuese una simple fachada, la cual era golpeada una y otra vez, y era cuestión de tiempo que se derrumbase.

Mas esto no significó que no se riese ante la pregunta, no sabía si retórica o no, que Fred había hecho. Parecía que sí, que se habían puesto sentimentales, ya que no recordaba ningún otro momento así junto a su compañero. A pesar de pasar varias horas juntos al día nunca antes habían hablado de temas similares. Tampoco le había dicho nunca lo importante que era para ella y para su vida. Claro que, nunca antes se había sentido capaz de hacerlo. Además, principalmente, tocaban temas como el Quidditch, las clases, salidas o similares, poco más allá de eso. – Eso parece.- Respondió dejando aparecer en su rostro una tímida sonrisa. – Jajaja Para nada, aquí el único que tiene fiebre eres tú, sino fíjate, tú frente está ardiendo.- Respondió sin dejar de reír, a pesar de que nada de lo que dijese fuese cierto. Fue en ese momento cuando quiso que todo fuese tan fácil, que no sintiese nada más a parte de las ganas de bromear con él. Simplemente divertirse, nada más. Pero como ella bien sabía, nunca tienes lo que quieres, y actualmente podría aplicarse esa frase en todos sus sentidos. No sabía si era bueno o malo, tampoco le importaba demasiado. Sencillamente no quería cambiar nada. Y, a pesar de todo, seguramente si le ofreciesen olvidar y dejar de sentir todo lo que sentía hacia Frederick, se negaría en rotundo a ello, por más confundida o perdida que estuviese en cuanto a todo ello se refería. Si, se negaría aunque fuese tan solo por sentir todo lo que sentía cada vez que, sin quererlo o no, alguna parte de su cuerpo chocaba contra el del Ravenclaw. Nunca cambiaría eso, por más que le doliese el saber que no iría más allá de eso. Escuchó entonces su nombre a través de Fred, apenas había sido un susurro, pero lo suficientemente alto como para que pudiese escucharlo. Quiso responder, pero toda la coherencia de la que pudiese disponer se había esfumado de su cuerpo.- ¿Mmm?- Fue lo único que atinó a pronunciar.

Si pudiese paralizar el tiempo, ese sería un buen momento para hacerlo. Levantó la mirada, posándola sobre el rostro de Fred, que se encontraba mirando hacia el mismo lugar que ella contemplaba segundos antes. Se reprendió a si misma por haber levantado la mirada así sin más, pues no se había dado cuenta de lo cerca que estaban ahora. Trató de echarse un poco hacia atrás, pero su cuerpo no le hacía el más mínimo caso. Todo lo contrario, como si de un imán se tratase realizó el movimiento opuesto, acercándola aún más a su compañero. Ahora o nunca. Casi inconscientemente y sin ser realmente responsable de sus acciones semicerró sus ojos y después de haberse acercado un poco más rozó con sus labios los del castaño. Si con un simple contacto una descarga eléctrica recorría su cuerpo, ahora era como si la tormenta que les rodeaba estuviese dentro de ella. Pasaron tan solo unos segundos cuando su cabeza despertó del sueño en el que parecía encontrarse, recordándole que Frederick era su amigo y que no debería haber hecho eso bajo ningún concepto. Rápidamente, y como si quemase, apartó su rostro, avergonzada por lo que acababa de hacer. –L-Lo siento, y-yo n-no debería haber hecho eso…- Dijo tan rápidamente que, no solamente había tartamudeado, sino que además las palabras habían salido atropelladamente de su boca, siendo apenas entendibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario