viernes, 10 de diciembre de 2010

Es ahora, o nunca. Thread (5)

11) Fred.

Ahora que lo pensaba o comparaba, realmente jamás había tocado temas muy profundos con ella. Probablemente era por su culpa. Después de todo, hablando de temas en los que él se sentía cómodo o le apasionaban, como el Quidditch, la literatura o lo que fuese, lograba que la presión de estar hablando con ella aminore. Que por segundos al menos pudiese realmente cumplir el papel, el rol de amigo. Ser eso para ella, lo que necesitara en el momento. Había días en los que se preguntaba qué sucedería si se lo dijera. ¿Realmente sería el fin de la amistad? A veces incluso al pensar en eso se sentía algo extremista. Después de todo, y más aún con las palabras que Raika le había dicho, ¿No sería más fuerte la relación que tenían que un sentimiento platónico, unilateral, que podía incluso ocultar de sentirse incómoda? Pero al final del día, todo se resumía o acababan siendo preguntas que se hacía él mismo. Hipótesis o teorías que quedaban en la nada, porque incluso si alguien le asegurara que nada malo podría pasarle a su amistad, internamente sabía que no era lo suficientemente valiente para exponer del todo sus sentimientos. No le importaba la vulnerabilidad, ni salir lastimado. Él había sido testigo de muchos lazos entre personas que se rompían cuando el afecto o atracción no era mutuo. Él había sido parte de uno, con una de sus amigas más allegadas. No la había pasado bien teniendo que rechazarla, ni mirarla a los ojos luego sabiendo que no podría corresponderle. Entonces llegaba a la conclusión de que no quería formarle ese peso a nadie, muchísimo menos a Raika. Tragó nuevamente saliva, mientras sentía un cosquilleo incómodo en su estómago. De poder hacerlo, se patearía por ser tan infantil. – Pues eso podría arreglarse. Podría acosarte si quisiera, no me sería tan difícil ni desagradable. – Sonrió de medio, y rápidamente frunció las cejas. – Quiero decir, que no me costaría, no sería nada desagradable porque justamente, sería fácil.. y.. eso... – Mejor me callo, pensó casi divertido. Tenía dieciocho años y parecía de catorce. La blonda tenía tanto control sobre él, y ni siquiera lo sabía. Guardó silencio por unos momentos, mientras permitía que su mente se vaciara de cualquier cosa para simplemente volver a relajarse.

Escuchó su risa, y se sintió contagiado, por lo que sonrió ampliamente. Estaba tan perdido, se hundía en el sentimiento que ella le provocaba cada vez más, y no sabía como salir de él. No quería salir de él. ¿Desde cuando se había vuelto tan ignorante, tan masoquista? Lo peor era que, incluso siendo inteligente, sabiendo qué es lo que sería mejor, estar enamorado de ella era tan fácil como respirar. Cada vez la miraba, se preguntaba así mismo cómo podría no estarlo. Sacudió su cabeza, y chasqueó la lengua mientras mantenía una sonrisa plegada en sus labios. Rió débilmente, logrando que sus hombros se movieran como efecto de lo mismo. – Por supuesto que no está ardiendo, tú tienes fiebre y es tu mano la que está caliente. – Bromeó divertido, sabiendo que no tenía ni pies ni cabeza lo que acababa de decir. ¿Pero qué más daba? Exhaló aire, el cual por primera vez en aquella madrugada se volvió vaho, tomando visualmente el aspecto de humo gris. Podrían estar congelándose ahora mismo, que el castaño no se hubiese dado cuenta. Estaba demasiado vacío de pensamiento o razón en esos instantes, en donde sus dedos se habían entrelazado finalmente con los de la rubia. Escuchó que murmuró algo, no fue una palabra, pero creía que de haberlo sido no la hubiese escuchado. Volvió a relamer su labio inferior, antes de alzar de una vez su rostro y fijarlo en ella. Y aquel momento creía que fue el primero en su vida en que su respiración se cortó sin ser él consciente de ello, sin haberlo querido así. Fue un acto reflejo. Estaban cerca, demasiado cerca. Atinó a retroceder, a decir algo. Mover algún músculo de su cuerpo. Lo que fuese. Pero no pudo, estaba completamente paralizado, pero de una forma tan natural que ni siquiera parecía tenso. Como si la cercanía de sus rostros y de sus cuerpos fuese habitual, perfecta. Y de hecho, se sentía así. Y entonces, sin darse cuenta, imitó el movimiento que ella realizó, acercándose más hacia él. Cerró sus ojos, y dejó que sucediera. El contacto de sus labios sobre los suyos, incluso aquel roce, logró que cualquier otra descarga eléctrica quedase en la nada comparada a la actual. Apenas pudo reaccionar al beso, cuando este terminó. Sintió como Raika apartaba su rostro, y sus labios amenazaron con curvarse hacia arriba, pero volvieron a neutralizarse antes de que sus ojos azules volvieran a mirarla. Le había besado. Ella a él, de un modo u otro, ella.. ¿Era posible? Escuchó como se disculpaba por algo que él quería volver a hacer. No estaba seguro de cómo, ni de dónde surgió el impulso repentino. Pero Frederick quitó su mano debajo de la de ella, y la situó en su mejilla, deslizando sus dedos por detrás de su cabello. Sin dejar de mirarla a los ojos, asintió, primero lenta y muy levemente, para luego continuar haciéndolo mientras ahora él se acercaba a su rostro. – Te perdono. – Susurró sobre sus labios antes de besarla, esta vez, dejando el roce de labios anterior olvidado.





12) Raika.

A medida que pasaba el tiempo, las temperaturas descendían ligeramente, aunque Raika apenas se había dado cuenta de ello, claro que, ni tan siquiera era consciente del frío que hacía realmente a esas horas y en los exteriores del castillo, ni su mente ni su cuerpo estaban pendientes de ello. Tal vez porque si así fuese, se vería obligada a acortar el tiempo que estaba pasando junto a Frederick, y por nada del mundo quería eso. El campo de juego había quedado completamente helado, al menos eso era lo que creía, pues aunque no tuviese ningún tipo de problema con la vista, desde esa altura y con la escasa luz de la luna no podía asegurar nada. Eso sí, tampoco, no sería ella quien bajase a comprobarlo. Miró de nuevo a su compañero, jamás habría llegado a imaginar que tenerlo tan cerca fuese a ser tan complicado para ella. Quería decirle tantas cosas, o simplemente resumírselo en dos palabras, pero también era consciente de que no eran tan solo sus sentimientos los que ponía en juego, sino que también estaba la amistad que ambos habían compartido durante tanto tiempo. No quería perderle, mil veces preferiría tener que seguir así a que él le negase la palabra, por ejemplo, o que la ignorase por completo. Si, también sabía que no tenía porque ser así, pero para no meter la pata, lo mejor era llevarlo al extremo, o así lo veía ella. Olvidando por un momento el lío que poco a poco se estaba formando en su cabeza, volvió al mundo real, en el cual Fred había comenzado a hablar de nuevo, dando respuesta a su última pregunta. Rió cuando este dejó de hablar. Realmente no le importaría que así fuese, aunque dudaba de que pudiese llegar a considerarse acoso. No, no podría ser acoso, no cuando ella misma era la principal beneficiaria. – No te engañes Fred, cualquier cosa que pudieses llegar a hacer no sería considerada acoso. – Sonrió tras unos segundos. – Es matemáticamente imposible, créeme.- Añadió frunciendo el ceño para después reír de nuevo. –Es más, ni me daría cuenta de ello.- Y era verdad, pero él no tenía porque saber el fondo que verdaderamente llevaba esa respuesta, ¿no?.

-Insisto, aquí el único que tiene fiebre eres tú, ¿no lo ves? Incluso estás delirando al decir eso. –Respondió sin poder contener la risa, no por lo que acababa de decir, sino por la situación en la que se encontraban. Debería ser siempre así, tan fácil, tan sencillo. Sin tener nada más en lo que pensar o preocuparse. Simplemente divertirse con su amigo. Se pateó a si misma por pensar en esa última palabra, pues si bien eso es lo que eran, amigos, y a pesar de poder vivir con ello, decirlo, o en este caso, pensarlo, era algo muy diferente. – Y no, no busques una nueva forma de negarlo, sabes que tengo razón, es más, es obvio que la tengo. –añadió sin dejar de reír. Le era tan fácil ser ella misma, tal y como era, en ese tipo de situaciones, que no podía desear otra cosa aparte de que siempre fuese así. Aunque eso fuese irremediablemente imposible. De nuevo una descarga eléctrica se apoderó de su cuerpo cuando Frederick llevó su mano a su rostro. No se había esperado esa reacción por su parte, pero aún creía que había estado mal lo que había hecho escasos segundos antes. Y, a pesar de esto, no se movió ni un solo milímetro cuando el castaño comenzó a acercarse a ella de nuevo, no porque no quisiese, que no quería, sino porque su cuerpo se había quedado prácticamente inmóvil. Más por inercia que por iniciativa propia escuchó su respuesta, habría respondido, o al menos habría intentado buscar una respuesta, de no ser porque la escasa distancia que les separaba era ya inexistente. Automáticamente posó ambas manos sobre el cuello de Fred. Y, a pesar de no saber si estaba haciendo bien, no iba a ser ella quien rompiese el contacto que ahora les unía. Pero un pensamiento cruzó su mente de repente.- Fred…- susurró contra sus labios antes de separarse unos centímetros de ellos y apoyar su frente sobre la del castaño.- N-No tienes porque hacer esto sino quieres…- Dijo, sintiendo como el calor se acumulaba en sus mejillas. No quería, ni permitiría, que se viese obligado a nada, aunque quisiese creer que no era así.



ooc. Conseguí acortarlo *--* Ya podías aprender de mi cool.gif JAJA

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