sábado, 25 de diciembre de 2010

Thread, Saltandome las clases

{Lunes de Septiembre | 10:35h. | 10ºC }



El molesto despertador fue tirado al suelo por una rubia que se negaba a mover su cuerpo de la cama y mucho menos a levantar la cabeza de la cómoda almohada. Una vez el ruido que ese estúpido objeto muggle emitía dejo de sonar, la joven dio media vuelta y, acomodándose nuevamente, se volvió a dormir. Sin importarle que en menos de media hora tuviese clase de pociones. ¿Para qué ir? Siempre era lo mismo, pociones insulsas e inservibles que no tenían otra utilidad más que la de demostrar al profesor que habías estado atento durante las clases, y para eso, no le hacía falta asistir a ninguna de las clases, su madre ya se había encargado de darle una educación excelente en base a la magia, remarcando siempre la defensa contra las artes oscuras y, cómo no, las propias pociones. Y por ese mismo motivo sus notas en dichas asignaturas eran envidiables. ¿Lo mejor? Ver como todos aquellos que, realmente se molestaban para sacar una buena nota, la envidiaba por poder hacerlo sin prestar algún tipo de atención.

Casi dos horas después, Zahr se despertó, tranquila, como siempre, sin darse prisa en llegar a la siguiente clase, incluso se planteaba el hecho de no asistir, ni a la siguiente ni a las próximas. Una sarcástica sonrisa se formó en su rostro, dando a entender que había elegido la segunda de las opciones. Además, los puntos que su casa ganase o dejase de ganar no le importaban en lo más mínimo, por ende, tampoco le importaba si algún profesor la encontraba deambulando por el castillo y le descontase puntos a la casa de Salazar. Con una calma abrumadora, se levantó de la cama, sentándose sobre la misma mientras que con la mirada buscaba su uniforme. Cuando finalmente lo encontró, se puso de pie y se dirigió a la silla donde lo había dejado la noche anterior, y, manteniendo el mismo ritmo en sus movimientos, se vistió.

Una vez estuvo lista, salió del cuarto para después abandonar la sala común, la cual, a esas horas, estaba completamente vacía. Ya podía ser así más a menudo, pensó. Cruzó varios pasillos y abrió otras tantas puertas, no tenía claro donde iba, mas tampoco tenía un destino pensado. Lo único que si sabía era que no se aproximaría lo más mínimo a ningún aula. Subió a la segunda planta en cuanto tuvo las escaleras frente a ella. No se molestó en mirar en qué lugar la dejaban, simplemente cuando la propia escalera paró frente a una puerta, la abrió, y entró. No recordaba haber estado allí antes, aunque no podía estar cien por cien segura pues era un sencillo pasillo y, de esos, había demasiados en el castillo. Iba a abrir una de las puertas cuando escucho la puerta por la que había entrado, y la cual había vuelto a cerrar, se abrió.

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